miércoles, 10 de diciembre de 2014

LA DAMA ROSA DE LA CIGUEñA.



Y es que el caso del Palau no es el único episodio donde se ha impuesto el silencio. Al igual que en éste, el periódico Las Provincias también divulgó los supuestos episodios paranormales que se estaban produciendo en una mansión ubicada en el paseo de la Alameda. Un caso que nunca llegó a ser esclarecido y que mostró -una vez más- la censura que se impone en edificios oficiales donde pueden desarrollarse sucesos inexplicables. En aquella ocasión, el 22 de marzo de 1990, el rotativo publicaba lo siguiente:

"El fantasma de la mujer vestida de rosa se llama Lourdes. La Consejería de Sanidad, que tiene su sede en el edificio de la maternidad llamada antiguamente La Cigueña, está estos días absolutamente revolucionada con el fantasma de la mujer vestida con un camisón rosa que vaga por las noches en busca de su hijo".

El paso del tiempo hizo que el caso casi fuera relegado al mundo de las leyendas urbanas. El antiguo hospital y actual sede de la Consejería de Bienestar Social fue, a principios de los años noventa, epicentro de apariciones de la etiquetada como "dama rosa". Para muchos periodistas e investigadores no se trató sino de una macabra broma perpetrada por uno de los guardias de seguridad. Pero la realidad era bien distinta a lo que todo el mundo creyó. No se trata de ninguna broma pesada. El autor de este reportaje tuvo la oportunidad de entrevistar a María Ángeles Carrascosa, una de las vigilantes que realizaba sus rondas en el antiguo centro de salud, y nos confirmó los fenómenos ilógicos que allí tenían lugar:

"Se oía el llanto lejano de un niño. Un llanto desgarrador. No había nadie. Subí a la segunda planta que era de donde me parecía que provenía. Acaba de hacer la ronda y no había visto nada anormal. Me extrañó. No había camas, no había nada y el llanto salía de allí. De pronto ví lo que parecía una silueta. Hasta el perro que me acompañaba lo notó.." relataba María Ángeles, que en la actualidad realiza su trabajo de vigilancia en otra ciudad española, ante la grabadora.

Los extraños sucesos eran conocidos y comentados por todos los empleados de seguridad, aunque la gran mayoría prefería no narrar sus experiencias, bien por miedo a represalias, bien para no ser motivo de mofa entre la gente. Otros, los que narraron sus encuentros con lo imposible, fueron víctimas de la incomprensión. Aún así, nunca aparecieron los incidentes reflejados en los partes de seguridad. ¿Por qué?

"A mi -confirmó María Ángeles- se me obligó a realizar otro parte comentando que no había pasado nada porque no me creían. Yo no fui la única que vivó cosas extrañas. Siento que la gente no lo crea, pero hay que vivirlo para creerlo".

El expediente paranormal fue zanjado afirmando que todo había sido producto de una broma perpetrada por uno de los agentes. La mejor forma de dar carpetazo al asunto.

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