INTRODUCCIÓN
En el siglo XX, en la década de los cincuenta, un macabro suceso conmovió a la opinión pública española y muy especialmente a la de Albacete y Madrid, ya que los hechos se produjeron a caballo entre estas dos ciudades. La verdad sobre el enigmático caso de la mano cortada nunca fue desvelada del todo porque su protagonista, Margarita Ruiz de Lihory, marquesa de Villasante, quiso llevarse el secreto a la tumba y lo consiguió.
Recuerdo con claridad aquellos hechos, pues yo era un niño y vivía en una casa vecina a la de la marquesa.
Desde el patio de vecinos se veía una pequeña ventana del servicio por donde de vez en cuando se dejaba ver la sirvienta en sus quehaceres. A partir de cierta fecha, los niños y nuestras madres comenzamos a tener miedo, pues por la ventana se veían a veces dos extrañas figuras de hombre nada comunes y que causaban cierto estremecimiento.
Por la tarde solíamos salir a jugar a la calle Mayor, frente a la casa de la marquesa, pero a partir de ver aquellas figuras, los mayores nos prohibieron jugar después del anochecer por el temor a aquellos hombres. De todas formas frecuentemente desobedecíamos y entonces, ya bastante después de anochecer, veíamos salir de la casa a aquellos hombres totalmente vestidos de negro y con la cara semioculta, bien con bufandas negras, bien con sombreros negros y en el mal tiempo con ambas prendas a la vez, como si no quisieran ser reconocidos.
Entonces parábamos nuestros juegos y los observábamos con curiosidad y temor, eso sí, desde lejos pero nunca nos atrevimos a seguirlos, pues su camino conducía a una calle que entonces estaba poco o nada iluminada.
Cuando se desencadenaron los hechos de este relato, como niños curiosos que éramos, estuvimos varios días observando los movimientos de los registros, junto a multitud de personas mayores.
Lo que si recuerdo es que el mayor movimiento de registros, se desarrolló en el patio, que tenía una entrada independiente por el callejón de San José.
Tanto la puerta principal como la del patio fueron precintadas, pero todos pudimos ver que a la mañana siguiente al precinto, la puerta del patio en el que estaban los sótanos a los que se alude en el relato, había sido abierta y los precintos estaban rotos. La casa tenía otro semisótano, cerca de la puerta principal, pero este estaba alquilado a una empresa dedicada a los plátanos. Este sótano estaba alejado unos 80 metros de aquellos a loas que se alude en este relato.
LOS PERSONAJES.
Margarita Ruiz de Lihory
era cualquier cosa menos común y corriente; bella, rubia, alta e inteligente. Educada en Francia, a los 18 años terminó la carrera de derecho, tocaba el piano, escribía crónicas periodísticas, pintaba, practicaba el tiro al blanco etc. Además, era una mujer muy liberal, demasiado para la época (los primeros años 20, más o menos), tenía numerosos amantes, fumaba en público...
Durante la guerra con Marruecos fue espía de Primo de Rivera, llegando a ser amante de Ab-el-Krim. Pasó algún tiempo en Marruecos, y se dice que allí aprendió magia negra magrebí de la secta satánica-islámica de los Yezidi.
Se casó con un valenciano de origen irlandés, Ricardo Shelly, con el que tuvo dos hijos; Margot y Luis.
Durante la guerra civil desempeñó un papel fundamental entre Inglaterra y España, a favor del "bando nacional". Volvió a África para realizar ciertas misiones y se llegó a comentar que estaba muy cercana al general Franco.
En el "lado oscuro" de la marquesa Ruiz de Lihory estaba su afición por la magia negra, las vísceras y el sexo "sin medida".
Por la época que nos ocupa vivía con su compañero sentimental, José María Bassols a caballo entre sus palacetes de Madrid, en la calle Princesa y en Albacete, Calle Mayor, 58 (Se demolió la casa y en su solar se construyó un nuevo edificio, cuyos locales son hoy la Consejería de Industria del Gobierno autonómico de Castilla la Mancha, en cuyos locales se han producido extraños sucesos y se han grabado psicofonías)... Con Bassols tuvo dos hijos más.
Curiosamente, la familia de Bassols poseía la mayor colección de España de libros de ocultismo hacia finales del siglo XIX.
Margot,
al contrario que su madre, era una chica muy piadosa, que entregaba la mayor parte de su tiempo libre a realizar obras de caridad y que trabajaba en un centro oficial, viviendo de forma sencilla en un apartamento. Tuvo muchos roces con su madre, que fue lo que la llevó a marcharse a vivir fuera del palacio.
Margot tenía un novio, de apellido Panadero, que murió unos años después en extrañas circunstancias. Se le relacionó con un agente de la CÍA en España, un tal David Cook.
LOS HOMBRES DE NEGRO
Los hombres a la puerta Entre 1.952 y 1.954 residen en su casona de Albacete dos médicos o biólogos o veterinarios o científicos o no se sabe que... Ambos con pasaporte canadiense falso. Parece que se llamaban: George Framrenberg y Schmidt. Estos nombres deberían de ser falsos también, pues tras una búsqueda que llevaron a cabo posteriormente en las páginas del Holocausto nazi y en la fundación Simón Wissental no aparecen como buscados.
Supuesto alienígenaAños después salió la teoría de que estos dos elementos eran científicos nazis escondidos en España para huir de los juicios de Nüremberg, y que estaban realizando algún siniestro experimento, de los que nunca se halló ninguna referencia.
Se llegó a especular que los supuestos "médicos nórdicos", que habían habitado la casa de Albacete, estaban vinculados con el asunto de los ovnis. Para otros investigadores, los pretendidos médicos que habrían sido llamados por la marquesa una vez que Margot enfermó, no sólo no eran nórdicos, sino que habían pertenecido al Reich y habían utilizado la casa de la marquesa para realizar experimentos de diversa índole. En dicho palacete vivían: la marquesa, D. José María Bassols, un mayordomo y estos dos hombres.
LOS HECHOS
Sólo los más viejos recordarán este inquietante suceso ya clásico de la crónica negra española. Un caso espeluznante y macabro en que confluyen los caminos de la investigación policial con la ufología.
En enero de 1954 Margot Shelly Ruiz de Lihory que llevaba una vida sencilla y trabajaba en un organismo oficial de Albacete y vivía en un apartamento, enferma gravemente de una rara enfermedad que algunos diagnosticaron como una variante de leucemia.
Ante la gravedad de la enfermedad, su madre decide trasladar a Margot a Madrid, a la casa que la marquesa tenía en la Calle Princesa.
El día 19 de enero de 1954 Margot fallece, parece ser que a causa de la leucemia, y a partir de ahí se abre la "caja de los truenos".
Tras el fallecimiento. Margarita se encierra dos días con el cadáver de su hija Margot, no dejando entrar a nadie a verlo. Los hermanos habían mostrado gran empeño en velar el cadáver de Margot, derecho que les había sido negado por la marquesa, quien se había encerrado en la habitación de su hija junto con su compañero sentimental, José María Bassols. Cuando consiguieron acceder a la estancia, el cadáver había sido depositado en un ataúd que, por orden de la marquesa, se mantuvo cerrado. El velatorio se realiza con la caja cerrada, sobre la cual hay un portarretratos. La foto es del cadáver de Margot y de su madre, pareciendo Margot como dormida sobre la cama.
Margot es enterrada el día 21 o 22 de enero de 1954.
El 27/01/1954, Luis, el hermano mayor de Margot, se presenta en Madrid ante la comisaría de policía, y no sale de allí hasta que no les convence de que s u madre le "ha hecho algo horrible al cadáver de su hermana", además, considera que ha habido algo oscuro en la muerte. Tanto insiste que el día 28/01/1954 el juez Aguado autoriza el registro de la casa, siendo dirigido por el mismísimo juez. Allí encuentran un auténtico museo de los horrores, pues toda la casa está llena de tarros con vísceras de animales. En un armario encuentran un frasco lleno de alcohol, y allí, flotando, está la mano derecha de Margot.
Inmediatamente son detenidos la marquesa y su marido, Bassols, y es ordenada la exhumación del cadáver.
En la misma habitación donde había estado el cadáver, Luis había encontrado un cuchillo y una tabla de partir carne, las tijeras y las pinzas que su madre empleaba para tratar a los animales, dado que su madre los diseccionaba una vez muertos "cortándoles la lengua, extirpándoles el corazón y arrancándoles el pellejo, que después conservaba. En alguna ocasión, decapitaba a sus animales conservando también sus cabezas y por tanto, lo relacionaba todo con el caso de su hermana.
El examen del cuerpo de Margot revelaría que, además de la mano, le había sido amputada parte de la lengua, le habían cortado el vello público y le habían extraído los ojos. Tras un nuevo registro, los agentes descubrieron los miembros que faltaban y restos de vísceras animales.
A pesar de que los siniestros hallazgos habían sido encontrados en su casa de Madrid, lo cierto es que en su mansión albaceteña, sita en la calle Mayor, 58, se habían gestado algunos de los misterios que siempre envolvieron este caso. Los niños de la zona nos referíamos a esta mansión como la "casa de los fantasmas". En sus sótanos del callejón de San José, parece que se realizaban extrañas prácticas. Algunos testigos afirman que allí había un laboratorio subterráneo e incluso que había restos que parecían humanos.
El cuadro que se encuentran allí no debió ser nada agradable. Toda la casa estaba llena de vísceras de animales, especialmente el sótano, donde se dice que la marquesa practicaba la magia negra. La leyenda apunta a que la mano fue encontrada en una lechera, de esas de aluminio que se dejaban en la puerta al lechero.
Todos estos hechos fueron tratados con "guante de seda", ya que la prensa, presuntamente, recibió instrucciones para que no se halara demasiado de la profanación del cadáver, y ni mucho menos de la extraña presencia de los médicos nórdicos.
Años después saltó a luz que estos dos nazis eran en realidad extraterrestres del planeta Ummo.
Las cartas de Ummo en que se habla de este caso son:
Carta fechada el 6 de agosto de 1971, recibida en Barcelona.
Carta número 731 fechada el 19-03-87, recibida en Barcelona por el Sr. Juan Domínguez, y el día 22 de marzo por el Sr. Farriols.
Parece ser que estas cartas no fueron escritas por el autor de la mayoría de "cartas ummnitas" el Sr. Jordán Peña. Según estas cartas, esta gente estaba haciendo algún tipo de investigación sobre virus, en los sótanos del palacete albaceteño y que por un accidente, Margot se había expuesto, contaminándosele la palma de la mano derecha y algunas mucosas y órganos, como parte de la lengua y los ojos. El vello púbico parece que tenía como destino algún ritual a los que tan aficionada era la marquesa.
En su declaración, la noble señora insiste en que los restos de su hija los conservaba como reliquias ya que su hija era una santa, por la que sentía devoción.
No explicó nunca el porqué esos órganos parecen haber sido extraídos por profesionales.
CONCLUSIÓN.
Los marqueses ingresaron inmediatamente en un psiquiátrico.
Sea como fuere, el caso es que Margarita Ruiz de Lihory y su compañero José María Bassols fueron condenados por delito de profanación de cadáver y atentado contra la salud pública. Sin embargo, siempre se negaron a declarar el objeto de su macabro proceder. Pese a la fortuna que poseía, la marquesa falleció en su casa de Albacete el 15 de Mayo de 1968 en la más completa miseria, tanto que dormía en el suelo, sobre un mísero colchón. Sus restos mortales descansan junto a su secreto, en el cementerio de Nuestra Señora de los Llanos de Albacete, llevándose el secreto a la tumba.
Los supuestos científicos huyen hacia la ciudad de Bandon en Canadá. De allí pasan a Buenos Aires, volviendo después a Europa, a Hilversum. Después vuelven a España y se instalan en el Levante español, donde se dedican a los análisis geológicos.
El 27 de marzo de 1969, el caso es recuperado nada menos que por los extraterrestres de UMMO: "Nuestra primera residencia en España fue escogida en una población recoleta, Albacete. Una dama amante de los animales prestó asilo a mis dos hermanos, que pudieron durante su forzoso encierro, realizar las primeras experiencias psicofisiológicas con mamíferos de la Tierra hasta que ciertos rumores surgidos entre los habitantes vecinos hicieron aconsejable el traslado".
El CESID tenía un expediente abierto sobre el caso. Es evidente que los dos médicos de aspecto nórdico también podían ser agentes de las SS que habrían huido con un arma química y que según De la Rosa, autor de un libro sobre el caso, "De haberse utilizado, esa arma podría haber matado a tanta gente como la bomba atómica".
Se han publicado muchos más detalles impresionantes, sobre todo en “El caso” de aquellos días, en cuya publicación apareció finalmente una nota entre sus paginas centrales y en una cuartilla (aun lo recuerdo, pues por aquellos días mi padre lo compraba para saber algo de aquella extraña vecina), en la que se ponía en conocimiento de los lectores, que dejaban de publicar a causa de las amenazas que habían recibido, cosa que también parece que ocurrió (por dos hombres vestidos de negro) en algún otro periódico que años después intentó recuperar el caso. Sin embargo, en ocasiones posteriores se ha publicado extensamente, tanto en la prensa local de Albacete, como en libros, y no tengo noticias de ningún tipo de cortapisa o dificultad para ello.
Y es que han pasado tantos años..
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