Los amigos del misterio tienen en Álava un filón. El fantasma Andresito, los ovnis que provocaron el último apagón en Vitoria, el fantasma del túnel de Aiurdin o el despoblado de Ochate son sólo algunos ejemplos de leyendas apócrifas y no aptas para escépticos
No son pocos los fenómenos paranormales que han aparecido en los medios de comunicación y que tienen en Álava su escenario. Ochate, el pueblo treviñés, es nuestro mayor clásico, lo mismo que Andresito, el fantasma que habita en la calle Olaguíbel. Pero la lista sigue creciendo. Uno de los últimos fue el caso del fantasma de los túneles de Aiurdin, que apareció en televisión hace apenas unas semanas, aunque el suceso se produjo en 1980. El periodista vitoriano Iker Jiménez contó en su programa Cuarto Milenio con un testimonio de excepción para retomar el asunto, el de uno de los ertzainas que presenció el extraño suceso de la capa negra en los túneles de Aiurdin, en la autovía de Altube. Y hace solo unos días, el mismo comunicador sorprendió al ligar en su programa de radio el reciente apagón de Vitoria, ocurrido el pasado sábado y que afectó a media ciudad. nada menos que con la presencia de un ovni.
Álava es un filón para los amantes de lo paranormal, aunque la mayoría de estos casos no resistan un minuto de análisis racional. Pero siempre hay quien quiere creer, de lo que se valen comunicadores como Jiménez para liderar audiencias y servir entre verbos condicionales un menú de llamativos casos que alimenten el hambre de los crédulos. Estos hechos y otros muchos difíciles de explicar levantan ampollas de controversia o de curiosidad en función del nivel de escepticismo da cada persona. Hemos recogido algunos en esta pequeña ruta de la Álava paranormal. Pero no se la tome muy en serio.
Para empezar, una de ovnis y apagones
"Un OVNI voló ayer sobre Vitoria, según vecinos de Lakua". Con este título, así de rotundo, arrancaba un artículo publicado en nuestro periódico, EL CORREO, el 29 de septiembre de 1984. El texto explicaba que en la noche del día 27 de septiembre "numerosos vecinos de los barrios vitorianos de Lakua, Abetxuko, Txagorritxu y Sansomendi aseguraron haber divisado un extraño objeto volante que se mantuvo sobre el cielo vitoriano durante dos horas efectuando rápidos movimientos, permaneciendo estático o desapareciendo improvisadamente".
El periódico contactó con varios testigos presenciales que "coincidieron en afirmar que el presumible OVNI tenía una forma rectangular y desprendía unas luces intermitentes verdes y rojas y un continuo destello blanquecino". Durante "las dos horas en que permaneció el objeto visible se produjeron tres bajones en el fluido eléctrico, que no encontraron explicación en la empresa Vitoriana de Electricidad". Un vecino de Lakua que divisó desde su terraza, en compañía de unos vecinos, las evoluciones del ovni comentó que "apareció a las diez y tres minutos coincidiendo con el primer bajón de luz. Luego desapareció por unos segundos a las 10.23 y volvió a reaparecer hasta más allá de las doce de la noche. Hubo un momento en que se acercó y pudimos percibir su forma triangular y sus destellos. En ese momento estaría en la perpendicular de Araca, a una altura indeterminada. A simple vista, los movimientos eran muy rápidos. Había, incluso, personas que pararon sus coches para verlos". La columna que dedicó este periódico a dicho fenómeno acababa con que 13 días antes "un centenar de vecinos del barrio de Zaramaga divisaron un ovni de similares características". De este suceso, Iker Jiménez admite que le surgió el gusanillo por lo paranormal. De hecho, tras el apagón del pasado sábado, el comunicador alavés recuperó sus notas sobre los hechos y los vinculó asimismo a la presencia de ovnis.
Pero aquel de 1984 no fue el único avistamiento. Años más tarde, el 20 de marzo de 1998 centenares de personas telefonearon a las comisarías de policía de la capital vasca y a los medios de comunicación para recabar información sobre el círculo que brillaba en el cielo, cambiaba de color, y que algunos consideraron un objeto volante no identificado. El objeto fue divisado "con toda claridad" en áreas tan alejadas de Vitoria, como el valle de Kuartango y las cercanías de los embalses del Zadorra, en Garayo y Ullíbarri-Gamboa, según manifestaron varios testigo a EL CORREO.
La confusión reinó hasta media hora después de la puesta de sol, cuando el globo dejó de reflejar la luz cenital. De hecho la esfera luminosa desapareció de la vista pocos minutos más tarde. Ante tal revuelo, el Departamento vasco de Interior confirmó que la torre de control del aeropuerto de Foronda determinó que el alarmante ingenio era un globo sonda de los empleados en la observación meteorológica y en la investigación de las capas superiores de la atmósfera. Apenas 4 años antes, en diciembre de 1994, un objeto similar fue avistado en el País Vasco. En aquella ocasión el globo estratosférico había sido lanzado por el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial desde el aeródromo militar de León.
Otro falso ovni, esta vez en Treviño
Unos años antes, el 24 de julio de 1981, el empleado de banca Prudencio Muguruza estaba dando un paseo con su perrita en Aguillo, cerca del despoblado de Ochate, cuando vio sobre el cielo en dirección a ese poblado una esfera luminosa que pudo fotografiar. La imagen apareció en numerosos medios locales y nacionales hasta dar la vuelta al mundo. El caso de Treviño tuvo gran repercusión y colocó a Muguruza en el mundillo paranormal de la época, pero pronto se supo que aquello que tomó (él y otros que le jalearon desde la prensa esotérica) por un platillo volante no era más que una nube. Con todo, alcanzó tal relevancia que Muguruza se embarcó entonces en su declarado hobby de lo oculto. Potenció los muchos ciclos de conferencias acerca de ufología que se desarrollaron en la década de los 80 en Vitoria, donde llegó a barir una librería especializada. Después, se le llegó a ver echar las cartas del tarot en televisiones locales.
La supuesta maldición de Ochate
Sin embargo, el avistamiento de aquel supuesto ovni cambió la vida de Muguruza, que dejó su empleo fijo y empezó a labrarse un futuro como vidente, parapsicólogo y adivino. Investigó todo lo que se había escrito de Ochate, una localidad de la que se tiene documentación desde 1025, y cayó en la cuenta de que había algo maldito y mágico en aquel rincón del Condado burgalés enclavado en Álava. Vecinos que desaparecen sin dejar rastro, lugares donde no se ve ni un solo pájaro, enfermedades como el cólera que sólo afectan a los autóctonos del pueblo y no a los de alrededor... Una leyenda que la ciencia juzga invenyada para la ocasióny que aún hoy es uno de los supuestos misterios más difundidos del país, que de vez en cuando se pone de moda en televisión. "Yo he notado cosas increíbles aquí. No sé si son fuerzas telúricas o qué. Se ha dicho que había una base de extraterrestres. Pero sí creo que es una puerta abierta a esa otra realidad desconocida para la mente humana. Publiqué un artículo en una revista y empezaron a llamarme de todos lados gente que quería venir", cuenta Muguruza.
Muchos como Muguruza contribuyeron a dar al lugar un aura de misterio que ningún historiador serio corroboró. Pero la leyenda cobró cuerpo a base de relatos fantasmagóricos. Los restos dispersos del caserío, varios olmos secos con su figura fantasmagórica y la formidable torre de la iglesia que sigue en pie, único edificio noble que da testimonio de la importancia histórica de este mágico lugar... una estampa propicia para una historia de miedo. Ni siquiera antiguos colaboradores de Muguruza, como Enrike Etxezarra, dan un euro por la leyenda de Ochate. "Es un montaje", asegura. "No existe documentación fidedigna de la trágica desaparición de sus habitantes. Yo he comprobado que a principios del siglo XX había gente viviendo. Según la leyenda que se ha difundido, la viruela, el tifus y el cólera ya habían matado a todos en 1870". Y sobre las supuestas cacofonías..., "he ido muchas veces y nunca ha ocurrido nada especial", dice.
Pero a pesar de ello, la leyenda de Ochate dio la vuelta a España a través de emisoras de radio, reportajes y programas de televisión de misterio y ciencias ocultas y los mismos que venían a grabar psicofonías, o a pasar el rato, acrecentaron la leyenda. Los libros, como el escrito por el periodista vitoriano Iker Jiménez, 'Enigmas sin resolver', con un gran éxito, y las páginas de Internet han devuelto actualidad a Ochate, que continúa con su habitual peregrinación de curiosos que acuden, a cualquier hora del día y de la noche, desde todas las partes del país.
Un fantasma llamado 'Andresito'
El fantasma más conocido de Vitoria es sin lugar a dudas el bautizado como 'Andresito', que campa a sus anchas por el edificio de la Agencia Tributaria de Vitoria, en la calle Olaguíbel, según la leyenda. Hay que recordar que en el lugar que ocupan oficinas, junto con la comisaría de la Policía, se levantó antiguamente el convento de San Francisco y que los enterramientos en iglesias y monasterios fueron muy habituales durante siglos. Lo saben bien los arqueólogos cuando se disponen a excavar en dichos edificios. Esa presencia de muertos y la extraña atmósfera que provocan los restos que se mantienen del viejo convento en el centro de Vitoria han hecho aflorar algo más que una leyenda: la aparición de un fantasma llamado 'Andresito', un niño al que se le oye quejarse con estrépito.
Son varios los testimonios de sucesos extraños en la delegación de Hacienda de Vitoria, e incluso en los edificios que componen la manzana en el principio de la calle Olaguíbel. Hay quien asegura haber grabado psicofonías en las que se oyen la algarabía de un recreo de un colegio, de niños jugando y cantando canciones. Incluso supuestas grabaciones de video donde se ve la figura de un niño ataviado con una especie de túnica.
A ello se suman supuestos testimonios de personas que dicen haber visto cosas que cambian de lugar, muebles que se mueven y que se encuentran tumbados sin que nadie haya accedido a esas salas. Ascensores que se ponen en movimiento sin nadie los accione o luces que se encienden y apagan solas. Sugestión o no, algún vecino llegó a llamar hace años al difunto experto en misterios Fernando Jiménez del Oso, que vino a Vitoria en busca de pruebas.
Los guardias de seguridad que custodiaban el edificio renunciaron a hacerse cargo de este lugar y se ha optado por eliminar la vigilancia humana y dar paso a la tecnología. Un caso todavía sin resolver que probablemente, todavía dé muchísimo que hablar. Sin embargo, las rondas de los vigilantes dieron lugar a muchos testimonios. Como la historia de 1994, en la que uno de ellos vio pasar a "dos figuras bajando por las escaleras. Un hombre de edad avanzada y un niño, ambos cogidos de la mano. Después de darles el alto y explicarles que no podían permanecer en el edificio de madrugada, el vigilante optó por dirigirse a la vecina comisaría en busca de ayuda, ya que los intrusos no le respondían ni prestaban la menor atención. De vuelta, agentes y vigilante registraron el recinto sin encontrar rastro alguno del abuelo o del nieto". Según el testimonio del guarda, era materialmente imposible que hubiesen abandonado el lugar, cerrado a cal y canto. La leyenda urbana concluye asegurando que los responsables de la Hacienda estatal decidieron instalar videovigilancia para eludir este tipo de incidentes.
La imagen del niño volvió a materializarse en numerosas ocasiones tanto en corredores como en habitaciones o despachos, continua la leyenda. Lo extraño es que muchos funcionarios aseguraban haberlo visto pero nadie era capaz de aportar datos sobre sus rasgos físicos o indumentaria. Nada que permitiera identificarlo o ubicarlo en una época concreta. Tras bautizar al fantasma como 'Andresito', ha sido tal la repercusión del caso que el propio inmueble pasó a denominarse, como 'el edificio de Andresito'. Lo sorprendente es que la propia Policía Nacional dé pábulo a la historia en suweb corporativa.
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