Aquellas historias que más me ponen los pelos de punta, son aquellas que tienen varios elementos: muertes, fantasmas, hechos inexplicables y una casa antigua y… encantada.
Esta casa se encuentra situada justamente al lado de un cementerio, y después de 130 años de vida, esta enorme casa aún sigue infundiendo miedo a todos aquellos que pasan a su lado.
Esta es la historia de la famosa casa maldita de Virginia. Después de la extraña muerte del propietario y también constructor de la casa, esta se puso en venta. La casa, aun estando a un buen precio no se vendía, todo el mundo que iba a visitarla salía con una sensación extraña y un cierto temor que le recorría la espalda. Todos salían corriendo. No obstante, se bajó tanto el precio de la casa que la familia Kelsie se decidió a comprarla.
Desde el principio Susan (la madre de la familia) notaba algo extraño. Le parecía como que algo había en la oscuridad, una presencia y la pareja se comentaban que se escuchaban ruidos y lo que parecían pasos.
Jennifer, la hija, tuvo una experiencia muy extraña. Una noche se despertó inquieta, en la oscuridad de la habitación. Notó que alguien la observaba. Se sentó en la cama y vio un hombre y un niño que la miraban atentamente mientras dormía. El miedo que le había despertado desapareció de golpe y Jennifer se sitió tranquila. Poco a poco, las dos presencia fueron desapareciendo, se desvanecieron como si fueran una niebla.
Pero no solo le pasó eso, se escuchaban pisadas, notaban como se levantaba la cama, etc… Preocupados por los acontecimientos sin explicación, la familia buscó la ayuda de un médium de la zona que tenía fama de ser capaz de entablar contacto con los muertos.
El experto en temas paranormales visitó la casa y empezó las tareas necesarias para entrar en trance. Cuando despertó de este, declaró que era cierto que existía un espíritu de un hombre y de un niño, tal y como vio Jennifer, y que eran una presencia pacífica y que no había intención de asustar a la familia Kelsie. Eran espíritus amables e inofensivos.
A partir de entonces, las apariciones fueron siendo cada vez menores y convencidos de que estos dos espíritus no eran malignos, se sintieron tranquilos y pudieron vivir en “paz”.
Pero la historia de la casa no acaba ahí. A los pocos años se mudaron y los Robinson, una nueva familia escéptica de las historias de fantasmas, la compró pensando que eran cuentos. Pero pronto verían que en esta casa, no todo es como parece.
Desde el primer momento la pareja sintió cosas raras, cosas inexplicables, tal y como les había pasado a los Kelsie. Que si las tuberías, que si ruidos por cambios de temperatura, etc… ninguna explicación acababa de convencerles. E intentaron hacer oídos sordos a estos acontecimientos hasta que a Garrett (el hijo mayor), tuvo una experiencia algo extraña.
Un día, estando se encontraba solo en casa, le pareció escuchar unos pasos en el piso de arriba. Cuando subió a comprobarlo, le sorprendieron y le gritaron 3 presencias. Según describe Garrett, los gritos eran de puro terror... y se le puso todo el vello de punta antes de ponerse a llora.
Lo mejor que hizo fue correr a toda velocidad, salió de la casa y se escapó. Ahora le tocaba hacer los peor que podía hacer: parar de correr y girarse. En ese momento vio que la puerta se abría y cerraba fuertemente sin explicación alguna y cuando fijó la vista más a la derecha, en la ventana de al lado, vio la cara de un anciano, un desconocido que le miraba fijamente con una expresión totalmente aterradora. Un anciano que pese a estar a más de 10 metros, Garrett sintió como su mirada se le metían hasta lo más profundo de su ser.
A Miles (el hermano pequeño) también le jugaban "bromas" aterradoras. Los espíritus lo aterrorizaban, le despertaban con susurros, a veces y otras veces con chirriantes gritos, lo levantaban de la cama y le dejaban caer...Miles se puso enfermo del terror insoportable.
Los Robinson lo estaban pasando fatal, finalmente llamaron al antiguo médium que habían llamado los Kelsie. Este, les afirmó que estos fantasmas no eran como los anteriores, estos eran peligrosos y tenían malas intenciones. El médium les aseguró que o se iban, o acabarían mal, que los espíritus malignos querían volverlos locos.
Fuente:Misterios sin resolver
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