sábado, 6 de diciembre de 2014

El misterio del caso Macastre


Francisco Flores, su novia Rosario Gayete y una amiga de ambos llamada Pilar Ruiz, salieron el 14 de enero de 1989 de acampada al monte de Catadau, en Valencia. Los chicos tenían entre 14 y 15 años y pertenecían a las localidades valencianas de Benimamet y Paterna. Francisco tiene un permiso de fin de semana, ya que se encuentra recluido en un reformatorio. Se reúne con su novia y su amiga y ataviados con comida y una tienda de campaña, se dirigen caminando al monte de Catadau, donde ya han acampado en numerosas ocasiones.


Francisco y Rosario
Nadie sabe muy bien cuáles fueron los motivos que llevaron a los chicos a refugiarse en una caseta en lugar de acampar como tenían pensado. Ni tampoco se sabe lo que hicieron allí dentro los tres amigos, se especula que el frío los llevó hasta allí, lo que sigue siendo un enigma es quién los sacó de allí.

Cinco días más tarde, el 19 de enero, el propietario de la caseta comprueba que la puerta del refugio está forzada y que en la cama yace muerta Rosario. La autopsia reveló que había muerto de un paro cardiaco por asfixia producida por las drogas y el monóxido de carbono dos días después de llegar a la caseta. No hay signos de violencia ni de agresión sexual, sin embargo algunos investigadores mantienen la hipótesis de que fue asesinada.

La Guardia civil comienza a rastrear los alrededores de la caseta de Macaste para hallar los cuerpos de Pilar y Francisco, los que se sospecha que también están muertos. Pero no encuentran nada por la zona, sin embargo, el 27 de enero una mujer encuentra en un contenedor de la calle Alcácer de Valencia, un pie amputado que rápidamente atribuyen a alguno de los chicos desaparecidos en Macastre.

El 8 de abril, tres meses después del hallazgo de Rosario, un campesino descubre el cuerpo descompuesto de Francisco a 300 metros de la caseta. ¿Cómo es posible que no lo hubieran encontrado antes si, se supone que la Guardia Civil ya había rastreado la zona? El chico tampoco muestra signos de violencia y no se pueden esclarecer las causas de la muerte.



Como la autopsia no revela que haya consumido estupefacientes, deciden atribuirlo a un tipo de droga o veneno que no deja rastro. Hasta ese momento, la reconstrucción de los hechos consiste en que los chicos estuvieron consumiendo algún tipo de droga que no deja rastro en el cuerpo, Rosario se intoxica y fallece en la caseta. Presas del pánico, Pilar y Francisco salen despavoridos al monte, cada uno en una dirección. A Francisco le sorprende la muerte a 300 metros de la caseta, pero del paradero de Pilar aun no hay pistas.

El 24 de mayo encuentran el cuerpo de una mujer, a 7 km de la caseta, cerca de Turís, de entre 18 y 25 años al que le falta un pie y una mano. Rápidamente se piensa que es Pilar, pero cuando su familia va a reconocer el cadáver aseguran que no se trata de ella. El cadáver ha sido descuartizado con una sierra eléctrica y la cara está desfigurada, pero la familia sabe perfectamente que no es Pilar, ya que, le falta una cicatriz en la pierna que el cuerpo no tenía.

Pero para los agentes sí era Pilar, sin importar lo que dijera su propia familia, por lo que la teoría de la intoxicación accidental se descartó. Se trataba de un triple crimen, otro par de pisadas más, a parte de las de los chicos, en la puerta de la caseta confirmaban que, al menos había un individuo adulto con los chicos en aquel lugar. Así que la versión aceptada por los agentes fue que alguien desconocido había drogado hasta la muerte a la pareja y matado con violencia a la amiga que después fue descuartizada. Pero ¿por qué no hacen caso a la familia que asegura que el cadáver no corresponde al de Pilar?

La respuesta parece evidente, es mejor no seguir indagando en el asunto. El motivo por el que no se realizaron pruebas fiables (o no se dieron a conocer los resultados reales de estas), es un misterio. Hay rumores por la red que afirman que a Francisco le habían disparado con una pistola automática en lo que parecía el escenario de una “cacería humana”. Las huellas  que aparecen en la entrada de la caseta son de botas de montaña de tallas 43 y 45, y por lo tanto, de adultos. Según esta teoría, a cada niño se lo llevan personas diferentes, a lugares diferentes, de modo que ninguno presencia lo que le pasa a los otros.

Esta versión también afirma que en 1999 se encontraron los restos óseos de Pilar en Macastre, debajo de unos plásticos. Lo que confirmaría que los tres amigos fueron asesinados por separado de forma violenta por tres desconocidos o quizás más. De todos modos esta versión no es oficial ni tan siquiera es fiable la fuente por lo que son meras especulaciones.

Lo que sí es oficial es que la Guardia Civil no quiso averiguar mucho sobre el caso. Se aceptaron como verdaderas algunas teorías basadas en suposiciones y a los cuerpos no se le hicieron algunos exámenes obligatorios en este tipo de hallazgos. Se dio por hecho que el cuerpo encontrado el 24 de mayo pertenecía a Pilar, a pesar de que la familia de esta se negaba en rotundo a admitir que se trataba de ella. Da la impresión de que las autoridades quisieron que la investigación terminara rápido y se pusiera tierra encima. Todo esto unido a la poca repercusión mediática que tenían estos casos en la época y favorecido por el hecho de que los chicos vinieran de familias desestructuradas, que no ejercieron presión para conocer la verdad, provocó que el caso quedara en agua de borrajas.

Aunque cabe decir, que resurgió y no se quedó en el olvido gracias a casos posteriores como el crimen de Alcácer. Muchos investigadores afirman que ambos casos guardan algún tipo conexión, debido a la proximidad del hallazgo de los cadáveres. La caseta donde encontraron a los chicos de Benimamet está a una hora de donde encontraron la fosa donde estaban enterrados los cuerpos de las niñas de Alcácer y también eran tres las víctimas de los dos crímenes. También se especula con la relación del hallazgo del pie en la calle Alcácer de Valencia el día 27 de enero, las niñas de Alcacer aparecieron el mismo día pero cuatro años después.



Esta zona concreta de Valencia ha sido escenario de numerosos hallazgos de cadáveres, tanto que hasta la Guardia Civil ha admitido que se trata de una zona propensa a que sucedan estos casos. Sin embargo, se descarta la posibilidad de que exista una conexión entre todos los sucesos acontecidos en la zona y, por supuesto, también se desestima que el o los autores hayan sido los mismos individuos en todos los casos.

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