viernes, 19 de diciembre de 2014

La Asueroterapia




Misterios - Las curaciones de Fernando Asuero


Hace ahora 80 años el mundo asistió impresionado a las curas milagrosas que el reputado doctor Fernando Asuero realizaba en su consulta. Paralíticos que volvían a andar, epilépticos que sanaban y dolencias que desaparecían gracias a la asueroterapia, un singular y misterioso método descubierto por este médico. Ésta es su historia. 

Nace un genio


Fernando Asuero y Sáenz de Cenzano nació en San Sebastián el 29 de mayo de 1887, justo 42 años antes de que su nombre se hiciera mundialmente célebre. Procedía de una ilustre familia de cirujanos en la que destacó especialmente su abuelo, Vicente Asuero y Cortázar, que fue catedrático de Terapéutica General, Farmacología y Arte de Recetar, y médico personal del rey consorte Francisco de Asís. Por tanto, no es de extrañar que su nieto Fernando se decantara por esta profesión formándose en la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Madrid, primero, y en las de París y Cambridge, después. Quienes lo conocieron aseguran que era un hombre sencillo, humilde, amigo de sus amigos, extrovertido, dinámico y de una extraordinaria vitalidad. “Hombre jovial, siempre de buen humor, que habla a voces, anda a saltos y ríe siempre”, decía de él el periodista José María de Barbachano. Si se mencionan sus cualidades es, en parte, porque todo indica que su revolucionario método de curación precisaba de un fuerte componente psíquico, de una extraña sintonía entre el alma del paciente y la de su doctor. Precisamente, una de las aficiones más conocidas de este personaje era leer sobre lo que en aquel tiempo se llamaban “ciencias ocultas”. En el libro Las curaciones del doctor Asuero, su autor, José Carlos Vea, asegura que a Asuero “el ocultismo y lo paranormal no le eran ajenos, ya que se interesaba por aquellas cuestiones de difícil explicación por parte de la ciencia”. Asimismo, era un apasionado de la cultura china y de sus procedimientos curativos, especialmente de la acupuntura, cuya efectividad comenzaba a ser conocida en Occidente. 

enigmas



Figura mediática


Tras especializarse en Otorrinolaringología en la Universidad de Cambridge (Reino Unido), el doctor Asuero regresó a San Sebastián y trabajó en varios hospitales hasta abrir su propia consulta en pleno centro de la ciudad. Rápidamente fue haciéndose conocido entre los ciudadanos debido a sus buenas artes y, sobre todo, a su excelente trato personal y a su compromiso social, que le llevaría a ejercer de concejal entre 1923 y 1925. Y así fueron transcurriendo los años, hasta que el 9 de mayo de 1929 los periódicos El Pueblo Vasco y El Sol publicaron la noticia antes mencionada. A ellos se les unió en esa misma jornada La Voz de Madrid con el titular “¿Será verdad o no? El trigémino y algunas extrañas curaciones”. 

Los tres diarios mencionaban las supuestas curaciones que un tal doctor Fernando Asuero llevaba practicando en su consulta desde hacía meses. En ese momento las informaciones eran confusas, pero suficientemente llamativas para que recalaran en la ciudad los corresponsales del resto de los periódicos nacionales, ansiosos por hacerse eco de todo este asunto. “Surgió como un relámpago con su claridad vivísima y la tormenta fue creciendo en intensidad y extensión”, explica José María Barbachano al referirse a ese momento inicial. Y añade que “de la Bella Easo –San Sebastián– pasaron los acontecimientos y las referencias a la provincia, de la provincia a la nación y de la nación al mundo entero”.

Los periodistas acudieron en masa a la consulta del doctor Asuero para entrevistarle sobre su método y comprobar la veracidad de las supuestas curaciones, pero él se negó a hablar. Sin embargo, gracias a los testimonios de varios enfermos ya sanados, lograron averiguar que consistía en excitar –mediante unos estiletes acabados en forma de roseta– diversos nervios nasales, principalmente el trigémino, que está conectado a otro, el simpático. 

Lo asombroso de su técnica era que de una forma tan sencilla se lograra curar enfermedades tan diversas como el asma, la epilepsia, las úlceras varicosas, la sordera, la ceguera y la parálisis, al tiempo que destacaba su efectividad sobre los procesos dolorosos. Además, para lograrlo no hacían falta muchas sesiones ni largas operaciones; bastaban unas pocas citas y, en ocasiones, solo unos minutos. 

Misterios sin resolver


Pronto salieron a la luz casos como el de Benito Jovarri, inválido desde hacía más de 20 años que, tras acudir al doctor Asuero, salió caminando por su propio pie; el de el de Bienvenido Sanz, que padecía una fuerte parálisis bucal de la que se curó tras la intervención; o el del guardia civil Alberto Sánchez, que se recuperó de su discapacidad en la primera sesión. 

Estos casos no hicieron sino aumentar la llegada de enfermos a la ciudad. Los hoteles colgaban el cartel de completo y las calles adyacentes a la clínica se colapsaban de gente a la espera de conseguir una cita. Tal fue la avalancha que la consulta debió trasladarse al cercano hotel Príncipe, en el que el doctor Asuero ocupó tres habitaciones. Asimismo, opinar, incluida la clase médica, y el propio doctor Gregorio Marañón expresó en El Sol su posición contraria al procedimiento de Asuero, mientras que el experto en Otorrinolaringología Amalio Gimeno censuraba en ABC a los médicos que no se esforzaban en investigar el asunto. 

A los pocos días los periódicos ya habían adoptado una postura concreta en relación con el doctor Asuero. La mayoría de los medios optó por la crítica feroz y la burla, con titulares del tipo “Como maniobra psicoterápica puede pasar, pero como invento maravilloso linda con la caricatura” o “El caso del trigémino. Si es broma puede pasar”. El Heraldo de Madrid incluso creó una sección propia sobre el tema con el epígrafe “Un escándalo científico”. 

Por supuesto, también hubo quienes lo defendieron y publicaron las declaraciones de los numerosos enfermos que afirmaban haberse curado gracias a él. “Conocemos muchas curas efectuadas por el doctor Asuero o sus imitadores; pero la relación sería interminable”, afirmaba ABC en una de sus crónicas. La alusión a los imitadores se debía a que, a raíz de la fama adquirida por la asueroterapia, centenares de médicos se volcaron inmediatamente en aplicarla –con mayor o menor fortuna– en sus consultas. Como aseguraba el doctor Jiménez Quesada en su libro De Fleming a Marañón, “no hubo lugar en toda la geografía donde no se practicara”. 

Y no solo en España. Hubo seguidores de la asueroterapia en Francia, Italia, Argentina, México, Cuba y Portugal, entre otros países. Otro de los medios que también se decantó por la defensa del método de Asuero fue El Siglo Médico, en el que se afirmaba: “Fernando Asuero ha sido siempre un caballero perfectísimo(…). Se divaga, se inventa, se miente y se escupe sobre la dignidad de un médico honorable”. Porque lo más importante del debate que se generó era que las críticas hacia Asuero se circunscribían a que no era capaz de explicar científicamente cómo actuaba su sistema. “De eso del trigémino le diré que, como no obedece a principios científicos, lo juzgo inadmisible”, afirmó Santiago Ramón y Cajal. 

Había curaciones, de acuerdo. Se producían insertando un estilete por la nariz y excitando ciertos nervios nasales, bien. Pero ¿sobre qué bases racionales y médicas se fundamentaban? Eso es lo que Asuero no sabía explicar y lo que se le reprochaba abiertamente. 


curaciones



Celebridad mundial


Y, mientras, ¿qué sucedía con el pueblo llano, el que acudía a su consulta en masa a diario? Tanto debate y tanta polémica, por un lado, más la negativa de Asuero a defenderse de las acusaciones, por otro, crearon la sensación de que el buen doctor estaba siendo increpado por sus colegas simplemente por haber acertado donde el resto había fracasado. 

Sin embargo, aunque algunos lo condenaban, el galeno donostiarra comenzó a recibir el cariño de la gente con homenajes y recepciones en su honor, mientras se sucedían curaciones como las de la joven de 24 años Emilia Rodríguez Neira, tratada de una parálisis que la impedía mover el brazo y la pierna izquierdos, y la del concejal Romeo, curado tras 20 años padeciendo una afección nerviosa. 

En la localidad riojana de Cihuri, en la que Asuero había vivido parte de su infancia y poseía una finca familiar, los vecinos lo homenajearon poniendo su nombre a una de las calles. Sucedió lo mismo en la también riojana ciudad de Haro a finales de 1930. Desde el otro lado del Atlántico el cantante cubano Miguel Matamoros compuso el son El paralítico. Según contó, lo hizo porque “en 1930 en Cuba no se hablaba de otra cosa más que de un médico español llamado Fernando Asuero que curaba la parálisis”. 

Una de las mayores manifestaciones de cariño popular se produjo el 30 de mayo de 1929 cuando, con motivo de su cumpleaños, más de 30.000 donostiarras se agolparon en el portal de su consulta esperando verle aunque fuera solo un instante. A su buzón de correo llegaron invitaciones para impartir conferencias en las principales capitales europeas y en países como Argentina y México, en los que ya era una celebridad. Pero a mediados de 1930 el interés informativo sobre la asueroterapia y su fundador cayeron en picado. 


Enigmas Sin Resolver


¡Ahora hablo yo!


En vista de los acontecimientos, el doctor Asuero se decidió a dar su opinión y se defendió de las acusaciones de fraude vertidas contra él en un libreto titulado ¡Ahora hablo yo! 

Lo iniciaba disculpándose por la tardanza en pronunciarse, algo que achacaba a la enorme presión a la que se había visto sometido durante los meses anteriores. Es significativo que el prólogo del libro esté firmado por el profesor francés Helan Jarwoski, creador del término “reflexoterapia”. En él, Jarwoski comentaba las posibilidades terapéuticas que presentaba la manipulación de los reflejos, la base de la asueroterapia. El doctor francés elogiaba a su colega español y aseguraba que poseía un don especial para tratar a los enfermos, algo que se había mostrado crucial en su técnica. De esta forma, agregaba a la asueroterapia un elemento personal del que ningún medio informativo había hablado hasta entonces. Tras este prólogo, Fernando Asuero se centraba en explicar su método y “la enorme sorpresa” que le habían ocasionado “los resultados obtenidos” cuando comenzó a practicarlo. El primer caso que trató con éxito fue un problema de ciática, al que le siguieron otros mucho más graves. Y citaba el de una mujer encamada desde hacía meses a la que ordenó que estirase las piernas, ya recostada en la camilla, tras practicarle la operación nasal. “Todos me miraron con ojos de asombro y la pobre enferma creyó que se trataba de una genialidad, como me manifestó muy dolida. Volví a mandárselo y, sin yo tocarla, puso ambas piernas en extensión con gran facilidad y sin ningún dolor (…). A continuación, aquella mujer de 93 kg se puso de pie y dio unos pasos”, cuenta Asuero en su libro. 

“¿Qué fuerza tan formidable posee en estado potencial este organismo y se ha hecho efectiva en mi intervención?”, se preguntaba. Y por si acaso se pensaba en la sugestión como posible explicación a las curaciones, Asuero aseguraba que no tenía nada que ver, aunque defendía sus bondades en otros supuestos. Y continuaba relatando su excitación a medida que aumentaban las curaciones, que, a su vez, le aportaban datos nuevos que a él le era imposible analizar. “Me veo loco por ordenar y sacar consecuencias de hechos tan interesantes. Retraso la presentación de casos a la Academia Médico-Quirúrgica de Guipúzcoa, como era mi propósito”, argumentaba. 

Fue esta incapacidad de alcanzar la luz la que le llevó a pedir opinión a sus colegas, pero tampoco ellos lograron extraer nada en claro. Algo, afirmaba, sí le resultaba evidente: “Mi método posee un factor personal difícil de definir que contribuye a la formación de un estado psíquico”, que provocaba con su método. Es decir, que el enfermo debía de encontrarse en un estado especial y propicio para que la curación se produjera. Asuero lo argumentaba diciendo que era debido a “la afluencia de una corriente de sangre, conseguida merced a diversos procedimientos y combinada con un determinado estado psíquico, lo que provoco con mi sistema”. 


misterios del mundo



¿Enigma pendiente?


Pese a tan jugosas declaraciones, ¡Ahora hablo yo! no dio respuesta a la pregunta más importante: cómo se producían las curaciones. Esto hizo que el interés por la asueroterapia decayera en todos los ámbitos y países, aunque aún siguieran practicándola varios médicos. Muestra de ello fue la publicación de la revista Renovante, a través la cual el doctor donostiarra pretendía dar a conocer periódicamente todas las novedades surgidas al amparo de su método. 

La revista desapareció al cumplir un año de vida, en junio de 1931. Algo después, el 22 de diciembre de 1942, lo haría el doctor Asuero debido a una angina de pecho. Tenía 55 años y su nieta María Rosa contó que la noche antes de fallecer presintió su muerte y pidió a su familia que brindara por su marcha. Con su deceso se fue la última oportunidad de averiguar qué se escondía realmente tras los increíbles episodios que se habían producido en su consulta. El problema fue que estos jamás se trataron en los foros adecuados, sino que fueron relegados a la prensa o se convirtieron en conversaciones de café en las que, inevitablemente, se distorsionaban los hechos y se mezclaba realidad con fantasía. Nadie se atrevió a solicitar una investigación exhaustiva y científica de la asueroterapia. Los conocimientos médicos de la época no ayudaron a desentrañar el misterio y Fernando Asuero tampoco estaba preparado para ello, a pesar de la minuciosidad que demostró al anotar el estado en el que entraba el enfermo en su consulta, su historial médico y los resultados obtenidos tras ser intervenido. Y aquí radica lo increíble de esta historia, en que nadie dudó de la buena fe ni de la honestidad del médico donostiarra al constatar que, efectivamente, se habían producido algunas curaciones o mejorías entre quienes habían sido sometidos a la asueroterapia. Eso sí, solo en determinadas afecciones, en determinados pacientes y por un tiempo determinado. 



fuente: taringa

El Doctor muerte vuelve de nuevo

El “Doctor muerte” vuelve de nuevo, en esta ocasión con más de cien animales plastinados.

.

Von Hagens y su zoo anatómico

Pues sí, el controvertido profesor, doctor, anatomista o como lo queramos llamar, Gunther Von Hagens, más conocido como “Doctor muerte”, ataca de nuevo para volver a dividir a la comunidad artística y científica en bandos bien diferenciados.
Todos recordaremos sus pasadas y polémicas exposicionessobre la anatomía del cuerpo humano, llamadas “Body Worlds”, en las que Von Hagens utilizó por primera vez su ultrasecreta técnica de plastinificación con cadáveres humanos reales. Algunos alabaron sin tapujos está técnica de conservación del cuerpo y los órganos humanos y lo catalogaron como el mejor modo de conocer la anatomía y el funcionamiento de nuestro cuerpo, otros, no vieron más que una monstruosidad, perversa y morbosa en la exhibición de estos cadáveres en posturas a veces un tanto pintorescas, cuando no deshonrosas.
.
.
La cuestión es que Von Hagens se ha llenado los bolsillos con su “pseudo-arte anatómico-forense”, y como es un tipo emprendedor, los cuerpos humanos se le han quedado pequeños y ha decidido pasar a plastinar cadáveres algo más grandes. En su nueva exposición, llamada esta vez “Body Worlds of Animals”, se exhiben cien animales, desde los más pequeños hasta los más grandes, como un gorila de 200 kilos de peso, varias jirafas o la pieza central de la exposición, la elefanta Samba, para cuya plastinación se necesitaron cuatro toneladas de silicona, 40000 litros de acetona y unas 64.000 horas de trabajo.
La exposición recorrerá varios zoológicos europeos para dar luego el salto a otros continentes. Parece ser que los zoólogos ven algo arto interesante e instructivo en las exposiciones de este señor, o quizás lo que les interese mayormente, más allá del valor pedagógico del asunto, sea el llenar las cajas hasta los topes por las hordas de visitantes ávidos de nuevos estímulos visuales y, porque no, en busca de un poquito de morbo por el que no suele doler pagar unos cuantos euros.
.
.
Yo confieso, si alguna vez veo una de estas exposiciones será más por lo segundo que por lo primero. Por cierto, si en un futuro os apetece ser los protagonistas de una de sus exposiciones, ensu web podéis donar vuestro cuerpo a la causa.
.

Fuentes:

EL LIBRO DE TOTH



Según algunos egiptólogos, entre ellos René Schwaller de Lubicz y Charles Daly King, existió una civilización "pre-egipcia" que nada tuvo que ver con la posterior de su mismo país. Según sus cálculos, dataría de 20.000 a 40.000 años de antigüedad, y habría gozado de una transformación notable. En ella habrían podido desarrollarse como civilización y haber durado cerca de 3.000 años. 

Los faraones y sacerdotes habrían tenido en sus manos un rollo o una serie de hojas que contenían secretos de diversos mundos y que otorgaban gran poder a sus poseedores. Este compendio recibe el nombre de Libro de Toth, pero ¿Quién era este personaje? 

Según los expertos, se trataría de un ser mitológico que sería anterior a Egipto. Es representado por un ser humano con cabeza de ibis, con una pluma de caña en su mano y una paleta con la tinta que se empleaba para escribir en pergamino; sus otros símbolos son la luna y el mono. 


Los libros prohibidos: 1-El Libro de Toth

Una representación gráfica de Toth


De acuerdo a la tradición más antigua habría inventado la escritura y estado presente como secretario en todas las reuniones de los dioses. Se lo asocia con la ciudad de Hermópolis y con unos reinos subterráneos, para ser relacionado más tarde con Hermes. El papiro que lleva su nombre contendría la fórmula para el poder ilimitado. 

La primera alusión a este libro aparece en el papiro de Turis, descifrado y publicado en París, en 1868. Allí se relata una conspiración mágica contra el Faraón encaminada a aniquilarlo, junto con sus principales consejeros, por medio de oscuros hechizos hechos con figuritas de cera construídas a su imagen y semejanza -¿Un antecedente antiquísimo del vudú?-. Cuarenta funcionarios y seis encumbradas damas de la Corte fueron condenados a muerte y ejecutados. Otros se suicidaron. Entonces, el libro de Toth fue quemado por primera vez. 

El papiro tiene una nueva aparición en la historia de Egipto, en manos de Kanuas, hijo de Ramsés II. En apariencia, él tenía el original, escrito de puño y letra de Toth, y no por un escriba. De acuerdo a los documentos, este libro enseñaba la manera de mirar al sol cara a cara. Otorgaba poder sobre la tierra, el océano y los cuerpos celestes. Daba la facultad de interpretar los medios secretos utilizados por los animales para comunicarse entre ellos. Permitía resucitar los muertos y obrar a distancia. 

Kanuas, consciente del peligro que encarna poseer semejante material, quema el libro original, o pretende hacerlo. Curiosamente, dado que según el texto del mismo documento el libro procede del fuego, no puede ser dañado por este. De momento, desaparece para volver en las inscripciones de la "Estela Metternich", descubierta en 1828 en la ciudad de Alejandría y data del año 350 antes de Cristo. 

Hay representados más de trescientos dioses y el propio Toth anuncia que hizo quemar su libro, lo cual entraría en contradicción con la historia anterior. Aún así, concluye explicando que hizo expulsar al demonio Set y a los siete señores del mal. 


Esoterismo

La "Estela Metternich"


A partir del año 300 antes de Cristo, vemos aparecer de nuevo a Toth, identificado esta vez con Hermes Trismegisto, fundador de la alquimia. Los magos de Alejandría, alardean de poseer el manuscrito, pero éste no aparece nunca: cada vez que alguien se jacta de poseerlo, sufre algún accidente extraño. 

Entre principios del siglo I antes de Cristo y finales del II después de Cristo, aparecen numerosos libros que constituyen, en su conjunto, el llamado Corpus Hermeticum. A partir del siglo V, estos textos son coleccionados, y en ellos pueden encontrarse referencias al Libro de Toth, pero nunca una indicación precisa que permita encontrarlo. Los textos más célebres de esta serie son los titulados AsclepiusKoré Kosmou y Poimandres. El primero de la lista brinda una descripción llamativa del poder de las civilizaciones desaparecidas: 

"Nuestros antepasados habían descubierto el arte de crear dioses. Construyeron estatuas, y, como no sabían crear almas, llamaron a los espíritus de los demonios y de los ángeles, y los introdujeron, gracias al misterio sagrado, en las imágenes de los dioses, de modo que estas estatuas recibieron el poder do hacer el bien y el mal".


Este conjunto de escritos herméticos pudo encontrarse principalmente en elCorpus Hermeticum, y estos textos son los que propagaron el Libro de Toth. La Inquisición lo quemó al menos treinta veces, y se necesitaría mucho tiempo para enumerar los extraños accidentes sufridos por los que se jactaban de poseerlo. 


Magia

El "Corpus Hermeticum"


Sea lo que fuere, jamás ha sido visto impreso o reproducido de algún modo. En el siglo XV, empezó a circular una leyenda extraña. Según ésta, la sociedad secreta que tenía el Libro de Toth, vulgarizó un resumen del mismo, una especie de fichero accesible a todos. Este fichero no sería otra cosa que la famosa baraja de naipes llamados tarots. Esta idea se encuentra expresada sin ambages, por primera vez, en un libro de Antoiné Court de Gébelin: Le monde primitif. Court de Gébelin, publicó esta obra en nueve volúmenes, entre 1773 y 1783. En ella pretende haber tenido acceso a un antiguo libro egipcio: 

"Contenía, perfectamente conservadas, sus enseñanzas acerca de los más interesantes temas. Este libro del antiguo Egipto es la baraja de los tarots, y nosotros lo tenemos por naipes de juego". ¿Las barajas constituirían una síntesis del famoso Libro? 

No se conoce la etimología de la palabra tarot. Según una hipótesis, el bibliotecario de Instrucción Pública en tiempos de Napoleón III, Christian Pilois, dice en su Histoire de la Magie, publicada en 1876, que los más importantes secretos científicos de Egipto, anteriores a la destrucción de 
su civilización, están grabados en los tarots, y que éstos encierran lo esencial del Libro de Toth. 


libros prohibidos

La cartas del tarot egipcio


En el siglo XVIII, muchos alardearon de poseer el Libro pero ninguno pudo demostrarlo y muchos murieron en las hogueras de la Inquisición por esta causa, hasta el año 1825. En los siglos XIX y XX, tampoco faltan quienes se jactan de poseer el papiro, pero nadie se atrevería a publicarlo, porque los accidentes sufridos por sus poseedores han sido demasiado numerosos. 

Charles Daly King, egiptólogo mencionado al comienzo, afirmó que es imposible llegar a alcanzar la conciencia superior según el método egipcio con sólo el trabajo personal, y añade que sería 
sumamente peligroso efectuar un intento de esta naturaleza sin dirección adecuada. Esto podría tener las más graves consecuencias. 

"Sólo una organización de personas calificadas y eficaces puede enseñar esta técnica, y sólo en el seno de una organización de esta clase puede aplicarse la disciplina apropiada. Esta técnica constituye unmedio práctico para la activación de la conciencia humana".


Si existe tal organización, debe poseer necesariamente el Libro de Toth, o lo que queda de él. Y, si los egipcios aplicaron al papiro las mismas técnicas de conservación que a las momias, no es en modo alguno absurdo pensar que un papiro pudiese conservarse hasta el siglo XIX, a partir de cuya época pudo ser fotografiado. 

He aquí, según C. Daly King, un ejemplo de esta ciencia secreta: 

"En Egipto existían verdaderas escuelas, y la Gran Escuela, que enseñaba en las pirámides, era realmente imporlante. Su especialidad era el conocimiento objelivo, real, del universo real. Y una de las posibilidades que se ofrecían a los alumnos, gracias a un curso minuciosamente estudiado, era la de utilizar las funciones naturales, pero insospechadas, de su propio cuerpo para transformarlos, de seres subhumanos, como somos todos, en seres verdaderos. 

La Gran Escuela había perfeccionado una ciencia que nosotros no poseemos: la ciencia de la óptica psicológica. Esta ciencia permitía estudiar unos espejos que sólo reflejaban lo que había de malo en el rostro que se miraba en él. Este espejo recibía el nombre de ankh-en-maat, espejo de la verdad. El candidato que era admitido en la Gran Escuela no veía nada en el espejo, porque se había purificado hasta eliminar todo lo que tenía de malo. Este candidato era llamado Maestro del espejo puro".



libros malditos



De cualquier manera, lo cierto es que este libro, verdadero o falso, contiene en apariencia secretos que serían muy peligrosos como para develarlos a la Humanidad, se cual sea su contenido. O quizás aún no sea tiempo de mostrar esos secretos... el manuscrito está rodeado de un aura de misterio debido a que aún no se conoce ninguna copia del mismo; ni qué hablar del original que -de existir-, se hallaría en un lugar oscuro, silencioso, mudo, esperando a que una suerte de elegido lo halle y de a conocer su enigmático contenido... 


ANEXO: CÓMO ENCONTRÓ NEFER KA PTAH EL LIBRO DE TOTH 



Según relato encontrado en el libro The wisdom of the Egyptians, de Brian Brown (1928), la siguiente historia fue extraída de un papiro egipcio que tiene unos treinta y tres siglos de antigüedad. 

Nefer-Ka-Ptah, hijo de faraones, era devoto adorador de sus dioses y tenía como maestro y guía a un antiguo sacerdote de la Gran Pirámide, que conocía la existencia del Libro de Toth y sabía también el lugar exacto donde lo había guardado Kanuas, el hijo de Ramsés. 

Según le informó su guía, el libro estaba guardado por serpientes y escorpiones y, sobre todo, por una serpiente inmortal. Se hallaba encerrado en una serie de recipientes encajados uno dentro de otro y sumergidos en el fondo de un río. Con la ayuda de un mago, sacerdote de Isis, Nefer Ka Ptah extrajo la caja por medio de un aparato mágico de elevación. 

Reunió valor, se enfrentó a la serpiente inmortal y la cortó en dos; acto seguido, enterró las dos mitades en la arena, a suficiente distancia la una de la otra para que no pudiesen unirse de nuevo. Entonces, leyó la primera página del libro, y comprendió el ciclo, la Tierra, el abismo, las montañas y el mar, y las lenguas de los pájaros, de los peces y de las bestias. Leyó la segunda página, y vio lucir el Sol en el cielo nocturno, y, alrededor del Sol, las grandes formas de los dioses mismos. 

Posteriormente volvió a su casa, se procuró papiro nuevo y una jarra de cerveza, escribió las fórmulas secretas del Libro de Toth en el papiro, las bañó con el contenido de la jarra y la bebió. De esta manera, poseyó todo el saber del gran mago. 

Pero Toth no soportó tremenda afrenta y atrevimiento, volvió del país de los muertos y se vengó. Murió el hijo de Nefer Ka Ptah y, después, murieron éste y su esposa. Nefer Ka Ptah fue enterrado con os honores debidos a un hijo de rey, y el libro secreto de Toth fue enterrado con él. 

Un mito que circula señala que la momia de Nefer Ka Ptah, con el Libro de Toth apretado entre las manos, fue encontrada por Apolonio de Tiana.




FUENTE:TARINGA

LA BIBLIOTECA DE ALEJANDRÍA





Breve historia e introducción


La ciudad de Alejandría fue fundada por Alejandro Magno en el año 332 a.C. y se constituyó en el principal centro cultural del mundo antiguo. Ganó reconocimiento gracias a su faro, de 130 metros de alto, construído en el siglo III a.C., el cual es dueño de una curiosidad. De su locación original deriva el nombre de la palabra castellana que lo define: se hallaba ubicado en la isla de Pharos. Posteriormente, fue destruído por dos terremotos en el siglo XIV. Durante casi dos milenios, la ciudad logró integrar ese grupo de obras arquitectónicas que en su época eran dignas de ser visitadas: Las famosas Siete Maraviilas del Mundo. Alejandría fue tal vez la primera ciudad del mundo constituída completamente de piedra, sin utilizar ninguna clase de madera. 

Los libros prohibidos: 2-La Biblioteca de Alejandría



La Biblioteca fue fundada aproximadamente en el año 300 antes de Cristo y se componía de diez grandes salas y varias cámaras aisladas para los estudiosos. Todavía se discute la fecha exacta de su fundación y el nombre de quien la fundó; pero su verdadero fundador, en el sentido de organizador y no simplemente de rey que gobernaba en aquella época, parece haber sido un personaje llamado Demetrio de Falera. Desde el principio, reunió 700.000 libros, a los que constantemente añadió otros. Los libros eran comprados por cuenta del rey. 

Los eruditos de la biblioteca estudiaban el Cosmos entero. Cosmos es una palabra griega que significa el orden del universo. Es en cierto modo lo opuesto a Caos. Había en la Biblioteca una comunidad de eruditos que exploraban la física, la literatura, la medicina, la astronomía, la geografía, la filosofía, las matemáticas, la biología y la ingeniería. La ciencia y la erudición habían llegado a su edad adulta. El genio florecía en aquellas salas. Fue, indudablemente, el lugar donde los hombres reunieron por primera vez de modo serio y sistemático el conocimiento del mundo. 

Alquimia



Entre los que integraron el grupo de trabajo de la Biblioteca, estuvieron nada menos que Eratóstenes (Matemático, astrónomo y geógrafo), Hiparco (Astrónomo), Euclides (Matemático), Dionisio de Tracia (Gramático), Arquímedes (Físico, ingeniero, inventor, entre otras profesiones), y Tolomeo (Astrónomo y geógrafo), 

El lugar contaba con diez grandes salas de investigación, cada una dedicada a un tema distinto, había además fuentes y columnatas jardines botánicos, un zoo, salas de disección, un observatorio, y una gran sala comedor donde se llevaban a cabo con toda libertad las discusiones críticas de las ideas. 

Esoterismo


De izquierda a derecha: Euclides, Tolomeo y Arquímedes



La destrucción de la gran Biblioteca de Alejandría fue llevada a cabo definitivamente por los árabes, el año 646 de la Era Cristiana. Pero esta destrucción había ido precedida de otras, y el encarnizamiento mostrado en la aniquilación de tan fantástico depósito de saber es particularmente significativo. 

Pero volvamos al supuesto fundador, Demetrio de Falera. Nacido entre 354 y 348 antes de Cristo, parece haber conocido a Aristóteles en persona. En 324 antes de Cristo, se da a conocer como orador; en 317, es elegido gobernador de Atenas, y, como tal, manda en Atenas durante diez años, desde 317 hasta 307 antes de Cristo. 

Dictó cierto número de leyes, entre ellas una sobre la restricción del lujo en los entierros. En su época, Atenas contaba con 90.000 ciudadanos, 45.000 extranjeros autorizados y 400.000 esclavos. Después fue desposeído del gobierno y partió hacia Tebas. Allí escribió gran número de obras, una de las cuales, que lleva el extraño título de Sobre el haz de luz en el cielo, es probablemente lo primero que se ha escrito sobre los platos voladores. 

En 297 antes de Cristo, Tolomeo consigue que vaya a instalarse a Alejandría. Entonces funda la Biblioteca. Demetrio se había hecho célebre en Egipto como mecenas de las ciencias y de las artes en nombre del rey Tolomeo I. Después, una sucesión de bibliotecarios aumenta, a través de los siglos, la Biblioteca, acumulando en ella pergaminos, papiros, grabados e incluso libros impresos, si hemos de dar crédito a ciertas tradiciones. La Biblioteca contenía, pues, documentos en verdad inestimables. Pero también coleccionaba enemigos, principalmente en Roma. 

Magia


La primera destrucción y sus posibles causas



Aunque no hay demasiadas precisiones al respecto, se sabe que en época de Julio César, la Biblioteca de Alejandría tenía bien ganada fama de contener libros secretos que daban un poder prácticamente ilimitado. Los documentos que han sobrevivido nos dan una idea bastante exacta de ello. Estaban, en primer lugar, los libros escritos en griego. 

El conjunto de la obra de Beroso tenía algo inquietante. Sacerdote babilonio refugiado en Grecia, Beroso nos dejó el relato de un encuentro con seres extraterrestres: los misteriosos Akpallus, seres parecidos a peces, que vivían en escafandras y habrían aportado a los hombres los primeros conocimientos científicos. 

Beroso vivió en tiempos de Alejandro Magno y hasta la época de Tolomeo I. Fue sacerdote de Baal-Marduk en Babilonia. Era historiador, astrólogo y astrónomo. Concibió una teoría sobre conflictos entre los rayos del Sol y los de la Luna que fueron anticipación de los trabajos más modernos sobre la interferencia de la luz. Podemos fijar la fecha de su nacimiento en 356 antes de Cristo, y la de su muerte en 261. 

La Historia del Mundo, de Beroso, que describía sus primeros contactos con los extraterrestres, se ha perdido. Quedan algunos fragmentos, pero la totalidad de esta obra estaba en Alejandría. Comprendido lo que habían enseñado los extraterrestres. 

biblioteca de alejandria


Uno de los akpallus, dioses-peces descriptos por Beroso



También se hallaba en Alejandría la obra completa de Manethón. Este, sacerdote e historiador egipcio, contemporáneo de Tolomeo I y de Tolomeo II, había llegado a conocer todos los secretos de Egipto. Su nombre puede incluso interpretarse como el "amado de Toth" o el "poseedor de la verdad de Toth". 

Era el hombre que lo sabía todo sobre Egipto, que leía los jeroglíficos y que mantenía contactos con los últimos sacerdotes egipcios. Se dice que escribió personalmente ocho libros y que reunió en Alejandría cuarenta rollos de pergamino, particularmente selectos, que contenían todos los secretos de Egipto y, probablemente, el Libro de Toth. Si esta Colección se hubiese conservado, quizá sabríamos todo lo que hay que saber sobre los secretos egipcios.Sin duda fue esto lo que se quiso impedir. 

La Biblioteca de Alejandría contenía igualmente las obras de un historiador fenicio, Mocus, a quien se atribuye el invento de la teoría atómica. Contenía también manuscritos indios extraordinariamente raros y preciados. 

De todos estos manuscritos no queda el menor rastro. El número total de rollos cuando empezó la destrucción era de 532.800 y existía una sección que podría llamarse "Ciencias matemáticas" y otra de "Ciencias naturales". Y un catálogo general, que también fue destruido. 

libros prohibidos


Julio César, emperador romano que fue uno de los responsables del saqueo y destrucción de la Biblioteca



César inició estas destrucciones. Robó cierto número de libros, quemó una parte de ellos y se guardó la otra. Por lo demás, incluso en nuestros días persiste alguna incertidumbre sobre este episodio, y, a los 2.000 años de su muerte, César conserva partidarios y adversarios. Sus partidarios dicen que jamás quemó libros en la misma Biblioteca; todo lo más, cierto número de libros preparados para ser embarcados con destino a Roma ardieron en un almacén de los muelles de Alejandría, pero no fueron los romanos quienes les prendieron fuego. 

En cambio, los adversarios de César dicen que un gran número de libros fue deliberadamente destruido. El cálculo de este número varía entre 40.000 y 70.000. Una tesis intermedia sostiene que llamas procedentes de un barrio donde se luchaba alcanzaron la Biblioteca y la destruyeron accidentalmente. 

En todo caso, parece cierto que esta destrucción no fue total. Ni los adversarios ni los partidarios de César dan datos exactos; los contemporáneos no dicen nada, y los relatos más próximos al suceso datan de dos siglos después. El propio César, en sus obras, no dice una palabra sobre el asunto. Parece haber "sustraído" ciertos libros que considera particularmente interesantes. 

Las otras destrucciones



Es posible que el incendio consumiese depósitos de trigo, así como rollos de papiro en blanco. No es seguro que arruinase una parte importante de la biblioteca propiamente dicha, y es indudable que no la destruyó del todo. Pero también es cierto que desapareció una buena cantidad de libros considerados como particularmente peligrosos. 

La siguiente ofensiva importante contra la Biblioteca parece que fue lanzada por la emperatriz Zenobia. Una vez más, la destrucción no fue total, pero desaparecieron libros importantes. Uno de los responsables fue el emperador Diocleciano (284-305 después de Cristo), quien tenía por objetivo destruir todas las obras que revelaban los secretos de la fabricación del oro y de la plata. En otras palabras, todas las obras de alquimia. Pensaba que, si los egipcios eran capaces de fabricar oro y plata a voluntad, tendrían los medios necesarios para levantar un ejército y combatir contra el Imperio. 

Diocleciano tropezó en Egipto con una violenta rebelión, y, en el mes de julio de 295, puso sitio a Alejandría. Se apoderó de la ciudad, y esto dio ocasión a matanzas espantosas. Sin embargo, según la leyenda, el caballo de Diocleciano dio un paso en falso al entrar en la ciudad conquistada, y el emperador interpretó este incidente como un mensaje de los dioses, que le ordenaban que no destruyese la ciudad. La toma de Alejandría fue seguida de sistemáticas pesquisas, encaminadas a buscar todos los manuscritos sobre alquimia. Y todos los que se encontraron fueron destruidos. Contenían, según parece, las claves necesarias para comprender esta ciencia, hoy que se conoce que las transmutaciones metálicas son posibles. 

Sea como fuere, ciertos documentos indispensables daban las claves de la alquimia y se perdieron para Siempre. Pero la Biblioteca continuó. A pesar de las sucesivas destrucciones de que fue víctima, prosiguió su obra hasta que los árabes la aniquilaron por completo. Y, si lo hicieron, sabían por qué lo hacían. Habían destruido ya, en el propio Islam y también en Persia gran número de libros secretos sobre magia, alquimia y astrología. 

libros malditos


Diocleciano, emperador romano que encabezó la segunda ofensiva



La consigna de los conquistadores era: "no hacen falta libros que no sean elLibro", es decir, el Corán. Así, la destrucción en 616 d. de J. C. tuvo por objeto, más que la destrucción de los libros condenados, la de los libros en general. El historiador musulmán Abd al-Latif (1160-1231) escribió: "La Biblioteca de Alejandría fue incendiada y destruida por Amr ibn-el As, por orden del triunfador Omar". El tal Omar se había opuesto, por otra parte, a que se escribiesen libros musulmanes, siempre siguiendo el principio de que: "el libro de Dios nos basta". Era un musulmán recién convertido, extraordinariamente fanático, que odiaba los libros y había destruido muchísimos de otros en numerosas ocasiones, porque no hablaban del Profeta. 

Entre las hipótesis que se manejan para explicar su destrucción, se especula con la existencia de un ejemplar del Libro de Toth en Alejandría, que habría sido tomado por César como fuente posible de poder. Pero, naturalmente, el Libro de Toth no era el único documento egipcio de Alejandría. Y es muy posible que todos los enigmas que aún se plantean en la actualidad acerca de Egipto habrían sido solucionados si no se hubiesen destruido tantos documentos egipcios. 

Los libros prohibidos: 2-La Biblioteca de Alejandría


La destrucción de la Biblioteca



Entre estos documentos, existían algunos que eran particularmente buscados y de los que debieron destruirse implacablemente los originales, las copias e incluso los resúmenes: los que describían la civilización que precedió al Egipto conocido. Es posible que hayan subsistido algunos restos, pero lo esencial desapareció, y esta destrucción fue tan completa y profunda que los actuales arqueólogos racionalistas sostienen que se puede seguir, en Egipto, el desarrollo de la civilización desde el neolítico hasta las grandes dinastías, sin que nada demuestre la existencia de una civilización anterior. 

Tal vez desaparecieron, en Alejandría, registros, papiros o libros procedentes de esta civilización extinguida.También fueron desunidos los tratados de alquimia más completos, los que permitían realmente conseguir la transmutación de los elementos. Fueron destruidas las obras de magia. Se destruyeron las pruebas del encuentro con seres extraterrestres de que hablaba Beroso a propósito de los Akpallus... 

La Biblioteca "moderna"



Hoy en día existe una versión aggiornada de la Biblioteca que funciona desde el año 2003, la cual recibe aproximadamente a unos 800.000 visitantes al año. La Gran Sala de Lectura ofrece espacio para 2.000 lectores. Las diferentes secciones están divididas por departamentos. Actividades Culturales, Libros y Revistas; Colecciones Especiales, que a la vez integran diversos temas. Está pensada para ser utilizada por 3.500 investigadores en las distintas Ciencias. 

Anexo a este magnífico edificio, se ha construído un Centro de Conferencias con capacidad para 3.200 personas; además tres Museos: de la Ciencia, de la Caligrafía y de la Arqueología, también un Planetario. Cuenta así mismo, con un Laboratorio equipado con sofisticados sistemas para la restauración de manuscritos y papiros. En el recinto de estas instalaciones existe una Biblioteca para personas invidentes y discapacitados.Una moderna imprenta se encarga de editar y distribuir sus propios libros dentro del recinto. 

Alquimia



Se ha calculado que el número posible de libros que puede llegar a albergar son 20 millones. Ahora dispone de unos 250.000, la mayoría de ellos son donaciones. En sus archivos se guardan 50.000 mapas; 10.000 manuscritos; 50.000 libros únicos y además ejemplares de la era moderna. Quizá estas cifras hayan sido rebasadas. En el Departamento Informático, cuenta con una superficie dedicada a Internet, con 10.000 multimedia de audio y 50.000 visuales. 

Aunque, claro, no tiene ni tendrá la importancia ni el aura de misterio que aún rodea a la original. 

De cualquier manera, descansa en las mentes de los estudiosos la intriga sobre lo que concretamente se perdió y qué hubiera ocurrido si la Humanidad accedía a ese conocimiento, en apariencia peligroso o no apropiado para el momento. Quizás algún día lo sepamos. 




FUENTE:TARINGA