domingo, 7 de diciembre de 2014

Cráneos malditos. El enigma de las calaveras aulladoras.


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 Screaming skull
De entre todas las historias extrañas que circulan en el Reino Unido algunas de las más llamativas hacen referencia a supuestos cráneos malditos que, entre otras cosas, atraen la mala suerte a sus propietarios. Se les conoce como screaming skulls (calaveras aulladoras) y en este artículo les contamos las misteriosas leyendas que les rodean.

La creencia en la existencia de fantasmas se encuentra presente en todas las sociedades de la Tierra y en todas las épocas y está unida intrínsecamente al fenómeno universal de la religión y a la convicción de que dentro de nosotros existe un fragmento de sustancia divina indestructible que no desaparece tras la muerte. Las leyendas, los cuentos, los rumores y el folclore dan testimonio de ello desde los primeros escritos sumerios y egipcios y reflejan el interés que los seres humanos han tenido siempre por lo que sucede más allá de la tumba, por esos millones de “espíritus” que no han sido aniquilados aunque se hayan hecho invisibles para los mortales, que todavía ven, oyen y perciben solo por medio de sus imperfectos órganos de los sentidos. Naturalmente, los detalles varían dependiendo del tiempo y de la sociedad, pero, en general, estas tradicionales historias sobrenaturales suelen regirse por estrictas convenciones narrativas. Es inquietante y sorprendente la similitud existente entre las historias chinas de fantasmas y las occidentales o entre los fantasmas de la Grecia antigua y los de la novela gótica del siglo XIX, por ejemplo. El fantasma advierte sobre peligros inminentes que acechan a sus seres queridos, demanda de ellos plegarias o un recuerdo más vívido, exige venganza o simplemente vaga por el universo material de sus antiguas posesiones vistiendo sus indumentarias de costumbre y llenando de temor el corazón de quienes se cruzan en su camino. Sin embargo, existen unas curiosas historias de fantasmas que parecen ser casi exclusivas de Gran Bretaña.

EXTRAÑA MARIPOSA

En El retorno de los brujos (1960) Louis Pauwels y Jacques Bergier se hacían eco de una pregunta planteada por Charles Fort, el coleccionista de hechos curiosos:
“En este momento tengo un ejemplar de mariposa particularmente ruidosa: una esfinge de calavera. Chilla como un ratón y el sonido me parece vocal. Se dice que la mariposa Kalima, semejante a una hoja muerta, imita a las hojas muertas. Pero ¿la esfinge de calavera imita acaso a las osamentas?”. Fort se refería a la Acherontia atropos, una especie de mariposa nocturna que presenta en el dorso del tórax un dibujo que se asemeja a una calavera humana y que saltó a la fama gracias a El silencio de los corderos (Jonathan Demme, 1981). Con un tamaño considerable, de 9 a 12 cm en el caso de las hembras, emite un zumbido agudo al ser molestada:

Acherontia atropos
Un ejemplar de “Acherontia atropos”, también llamada “esfinge de la calavera” o “polilla de la muerte” debido al dibujo que presenta en su tórax.
“Un sonido tan fuerte y tan expresivo de dolor que sobrecogió mis nervios como un toque de difuntos”, decía Poe en La esfinge (1846). Algunas orugas de esfinges tropicales, como la Hemeroplanes triptolemus, imitan a las serpientes cuando se sienten amenazadas. Expanden el tórax, con lo que exponen dos manchas que parecen ojos, y se colocan con el vientre hacia arriba, simulando al reptil en actitud amenazante. En ocasiones llegan incluso a vomitar sustancias pegajosas y aun tóxicas. Fort se preguntaba si la esfinge de calavera habría llegado a desarrollar un camuflaje tan perfecto, si realmente imitaba a algo; algo capaz de aterrorizar al más implacable de sus depredadores. Sin duda, Fort pensaba en este elemento fantasmagórico y confinado a las brumas británicas del que estamos hablando: las screaming skulls o calaveras aulladoras.

QUEJIDOS DE ULTRATUMBA


Una calavera aulladora es un cráneo humano de origen incierto que supuestamente provoca desgracias, fenómenos tipo poltergeist y que, sobre todo –y a ello debe su nombre–, “grita” cuando es desplazado del lugar que ocupa en una mansión. Cómo llegó el cráneo a este lugar suele ser objeto de pintorescas historias, que también explican por qué la calavera no desea ser enterrada. La más famosa es una que reside en Bettiscombe Manor (Dorset, Reino Unido). La tradición incluye varias versiones sobre ella. Una de estas afirma que en 1685 el propietario de la casa era un hombre llamado Azariah Pinney que participó en la Rebelión de Monmouth para derrocar al rey Jaime II. Después del fracaso de la revuelta, Pinney fue desterrado a la isla de Nevis, una colonia británica en las Antillas. Allí se convirtió en un próspero hombre de negocios gracias a la caña de azúcar. Cuando falleció, en 1720, le dejó todo a su nieto, John Frederick Pinney, que se había criado en Bettiscombe. Sin embargo, cuando este viajó a Nevis se mostró horrorizado por el sistema de esclavitud establecido en las plantaciones y cedió su herencia a su primo,

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Calavera aulladora de Bettiscombe Manor, atribuida a un esclavo antillano. En el cuadro que está detrás de ella vemos a John Pinney, quien, según la leyenda, lo llevó consigo a Gran Bretaña
John Pretor. John Frederick regresó a Gran Bretaña y trajo consigo a un esclavo negro que antes de emprender el viaje le había hecho jurar que le daría sepultura en su tierra natal. El esclavo falleció, pero Pinney faltó a su palabra y lo enterró en el cementerio de Bettiscombe. A partir de entonces y durante varias semanas el sueño de los moradores de la mansión se vio perturbado por quejidos, gritos y golpes. Pinney exhumó el cadáver y lo depositó en el desván. A partir de entonces cesó toda actividad paranormal. No se sabe por qué, pero tras varios años de los restos del esclavo solo se conservaba su calavera, desprovista de la mandíbula. En The Realm of Ghosts (1964), Eric Maple registró diferentes historias acerca de esta calavera. Se decía que en las diversas ocasiones en las que se había intentado retirarla de la mansión la comarca entera había sufrido terribles consecuencias: una tormenta arrasó las cosechas o el ganado enfermó y murió. Incluso alguno de los propietarios de la mansión había fallecido poco después de intentar deshacerse de ella. Uno de ellos la había enterrado a varios metros de profundidad solo para descubrir a la mañana siguiente que el cráneo había salido de su tumba y esperaba ser devuelto a la casa. Por otra parte, un ama de llaves comentó a un visitante en 1847 que la calavera protegía la casa de los malos espíritus. Maple entrevistó a un individuo que recordaba que siendo niño había oído “los gritos de la calavera que guardaban en la buhardilla, que eran más bien chillidos, como los de un ratón atrapado”.

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Este testimonio era un poco desconcertante, pues hasta ese momento la creencia general era que la calavera solo chillaba cuando la sacaban de la casa. Otros habitantes del lugar mencionaban una especie de “tableteo” procedente del desván donde “ellos” (cuya identidad se dejaba a la imaginación del oyente) parecían estar jugando a los bolos con la calavera.

EN EL FONDO DEL FOSO


En la casa solariega de Wardley Hall, en el condado de Leicester, se conserva la calavera del padre Ambrose Barlow, sacerdote católico ejecutado en 1641 por traición a la Corona. Fue decapitado y su cabeza permaneció expuesta en una pica en la iglesia de Manchester. Francis Downes, un devoto católico, la compró y la mantuvo oculta en la casa por temor a que se descubrieran sus creencias. La escondió tan bien que no fue encontrada hasta mediados del siglo XVIII por Matthew Moreton, entonces propietario de la mansión. Uno de sus criados, creyendo que pertenecía a un animal, la arrojó a un foso lleno de agua. Entonces se desató una terrible tormenta y cuando el propietario de la casa fue informado por el criado de lo que había hecho, atribuyó la tempestad a la cólera de la calavera, por lo que drenó el foso y volvió a llevarla a la casa. La tradición cuenta que siempre que se ha intentado darle sepultura las tierras y las propiedades de la mansión han sufrido daños. Además, parece ser indestructible, pues a pesar de haber sido quemada e incluso rota en mil pedazos, siempre es encontrada al día siguiente en el vestíbulo, intacta y mostrando su eterna sonrisa burlona.
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Calavera de Ambrose Barlow

BURTON AGNES HALL…y la calavera de Anne Griffith


Burton Agnes Hall, en el condado de York, alberga la calavera de Anne Griffith. La tradición dice que Anne y sus dos hermanas encargaron la construcción de la casa en el siglo XVI. Antes de que fuera acabada, Anne fue atacada por un grupo de salteadores mientras paseaba por las inmediaciones del lugar. A consecuencia de las heridas recibidas, falleció cinco días más tarde, no sin antes expresar su deseo de que su calavera se conservara entre los muros de la mansión para poderla ver concluida. Pero sus hermanas dieron sepultura al cadáver. Entonces comenzaron a producirse misteriosos ruidos. Sus hermanas exhumaron el cuerpo y se sorprendieron mucho al ver que el cráneo estaba completamente descarnado y separado del cuerpo, a pesar del poco tiempo transcurrido desde el entierro. Y parecía sonreír… La calavera fue depositada en la casa, pero años después, cuando fue heredada por la familia Bonynton, esta decidió deshacerse de ella y la enterraron. Pronto los terroríficos gemidos les hicieron desistir de su idea. Un propietario posterior decidió emparedarla, por lo que se desconoce su localización actual. También se dice que el fantasma de Anne se aparece cada aniversario de su muerte.

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LA CURIOSIDAD


Una calavera reacia a ser enterrada se conserva en Higher Farm, en Chilton Cantelo, condado de Somerset. Se le atribuye a un tal Teophilus Broome, fallecido en 1670, después de expresar su deseo de que su cráneo se conservara en la granja. Todos los intentos de sepultarla dieron lugar a “terribles sonidos, indicativos de profundo disgusto”, según reza en una inscripción de la lápida mortuoria.
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DICKIE: La “mascota” llorona


Tunstead Farm, cerca de Chapel-en-le-Frith, en el condado de Derbyshire, guarda entre sus muros una calavera llamada Dickie. Un nombre extraño, pues la tradición afirma que perteneció a una mujer que fue asesinada dentro de la casa. Antes de morir dejó dicho que quería que sus restos mortales reposaran para siempre en su interior. Con los años, el esqueleto fue perdiéndose hasta que solo quedó el cráneo. Se dice que Dickie emite gritos no solo cuando la sacan de la casa, sino también cuando llegan extraños, cuando enferma algún animal o cuando alguien de la familia va a morir. En cierta ocasión fue robada y llevada a Disley y los ladrones tuvieron que soportar tal cantidad de gritos y estrepitosos ruidos que no les quedó más remedio que devolverla a su hogar.

Extracto del artículo de Manuel Moros Peña, publicado en Más Allá de la Ciencia nº243

La casa maldita de Virginia

Aquellas historias que más me ponen los pelos de punta, son aquellas que tienen varios elementos: muertes, fantasmas, hechos inexplicables y una casa antigua y… encantada.


Esta casa se encuentra situada justamente al lado de un cementerio, y después de 130 años de vida, esta enorme casa aún sigue infundiendo miedo a todos aquellos que pasan a su lado.
Esta es la historia de la famosa casa maldita de Virginia. Después de la extraña muerte del propietario y también constructor de la casa, esta se puso en venta. La casa, aun estando a un buen precio no se vendía, todo el mundo que iba a visitarla salía con una sensación extraña y un cierto temor que le recorría la espalda. Todos salían corriendo. No obstante, se bajó tanto el precio de la casa que la familia Kelsie se decidió a comprarla.

Desde el principio Susan (la madre de la familia) notaba algo extraño. Le parecía como que algo había en la oscuridad, una presencia y la pareja se comentaban que se escuchaban ruidos y lo que parecían pasos.
Jennifer, la hija, tuvo una experiencia muy extraña. Una noche se despertó inquieta, en la oscuridad de la habitación. Notó que alguien la observaba. Se sentó en la cama y vio un hombre y un niño que la miraban atentamente mientras dormía. El miedo que le había despertado desapareció de golpe y Jennifer se sitió tranquila. Poco a poco, las dos presencia fueron desapareciendo, se desvanecieron como si fueran una niebla.

Pero no solo le pasó eso, se escuchaban pisadas, notaban como se levantaba la cama, etc… Preocupados por los acontecimientos sin explicación, la familia buscó la ayuda de un médium de la zona que tenía fama de ser capaz de entablar contacto con los muertos.



El experto en temas paranormales visitó la casa y empezó las tareas necesarias para entrar en trance. Cuando despertó de este, declaró que era cierto que existía un espíritu de un hombre y de un niño, tal y como vio Jennifer, y que eran una presencia pacífica y que no había intención de asustar a la familia Kelsie. Eran espíritus amables e inofensivos.
A partir de entonces, las apariciones fueron siendo cada vez menores y convencidos de que estos dos espíritus no eran malignos, se sintieron tranquilos y pudieron vivir en “paz”.

Pero la historia de la casa no acaba ahí. A los pocos años se mudaron y los Robinson, una nueva familia escéptica de las historias de fantasmas, la compró pensando que eran cuentos. Pero pronto verían que en esta casa, no todo es como parece.
Desde el primer momento la pareja sintió cosas raras, cosas inexplicables, tal y como les había pasado a los Kelsie. Que si las tuberías, que si ruidos por cambios de temperatura, etc… ninguna explicación acababa de convencerles. E intentaron hacer oídos sordos a estos acontecimientos hasta que a Garrett (el hijo mayor), tuvo una experiencia algo extraña.

Un día, estando se encontraba solo en casa, le pareció escuchar unos pasos en el piso de arriba. Cuando subió a comprobarlo, le sorprendieron y le gritaron 3 presencias. Según describe Garrett, los gritos eran de puro terror...  y se le puso todo el vello de punta antes de ponerse a llora.

Lo mejor que hizo fue correr  a toda velocidad, salió de la casa y se escapó. Ahora le tocaba hacer los peor que podía hacer: parar de correr y girarse. En ese  momento vio que la puerta se abría y cerraba fuertemente sin explicación alguna y cuando fijó la vista más a la derecha, en la ventana de al lado, vio la cara de un anciano, un desconocido que le miraba fijamente con una expresión totalmente aterradora. Un anciano que pese a estar a más de 10 metros, Garrett sintió como su mirada se le metían hasta lo más profundo de su ser.

A Miles (el hermano pequeño) también le jugaban "bromas" aterradoras. Los espíritus lo aterrorizaban, le despertaban con susurros,  a veces y otras veces con chirriantes gritos, lo levantaban de la cama y le dejaban caer...Miles se puso enfermo del terror insoportable. 


Los Robinson lo estaban pasando fatal, finalmente llamaron al antiguo médium que habían llamado los Kelsie. Este, les afirmó que estos fantasmas no eran como los anteriores, estos eran peligrosos y tenían malas intenciones. El médium les aseguró que o se iban, o acabarían mal, que los espíritus malignos querían volverlos locos.




Fuente:Misterios sin resolver

El misterio del Disco de Festos.



Entre los más curiosos misterios de civilizaciones antiguas, podemos encontrarnos con uno que se ha convertido en un reto inalcanzable para muchos arqueólogos  se llama el Disco de Festos.  Es un disco de arcilla cocida que parece que ha sido sacado de una película de Indiana Jones, o para los más jóvenes, de Tadeo Jones. Tiene inscripciones en ambas caras que se calculan fueron hechas a finales de la edad de Bronce, más exactamente entre 1850 y 1650 a. C.



Descubierto por el arqueólogo italiano Luigi Pernier en 1908 en el palacio minoico de Festos ( de ahí su nombre) este disco contiene misteriosos símbolos que pueden representar una forma desconocida de jeroglíficos. Un jeroglífico que aun no ha sido descifrado.

De hecho, desde su descubrimiento, muchas han sido las personas que han intentado averiguar el significado de estos antiguos grabados, por ahora sin suerte.

Hay 61 «palabras», 31 en el lado A y 30 en el lado B, numeradas A1 a A31 y B1 a B30, respectivamente, de afuera hacia adentro.

Algunos piensan que se trata de plegarias religiosas, otros piensan que narran las batallas épicas de guerreros minoicos, y también los hay que piensan que se trata de escritos provenientes de civilizaciones extraterrestres.

Entonces, ¿de qué se trata?

Pues entre la multitud de teorías, y ante la imposibilidad de extraer un significado coherente de este libro, hay una teoría que es posiblemente (lo digo de manera personas) sea la más acertada. Mirar los dibujos una vez más: ¿os recuerda a algo?

Pues la teoría que considero más acertada es que se trata de un juego... ¿no tiene cierta similitud con el juego de la Oca? ¿Podría ser el primer juego de mesa? Si seguís desde el centro hacia afuera veréis como hace un camino en forma de espiral...

Algunos sostienen que una cara del disco es un juego relacionada con el viaje del Sol, en cambio, la otra cara es para jugar por la noche. Narraría los viajes de la Luna. ¿quién sabe?

Si es un juego o no, aun no está claro. Puede que realmente pensemos que es un juego para no admitir que no hemos sido capaces de descifrar este enigma. Nuestra vanidad puede estar jugándonos una mala pasada, y en contra de admitir que no somos capaces de averiguar el significado de esta antigua escritura, nos quitamos el peso de encima diciendo que se tratará de un juego, o quizá nada... en fin, el tiempo lo dirá. Lo que sí sabemos es que actualmente el disco sigue siendo uno de los enigmas más famosos de la arqueología mundial.


Fuente: Misterios sin resolver

EL MISTERIO DE LOS NIÑOS DE COLOR VERDE.





Esta es una de las historias más extrañas y misteriosas que he oído nunca. Un misterio que nos deja con la boca abierta incapaz de creer unos acontecimientos realmente inusuales pero que, después de investigar he comprobado que se han repetido varias veces en diferentes partes del mundo y en diferentes fechas.

¿Os imagináis que de repente escucháis gritos de niños que salen de una cueva y que cuando os acercáis os dais cuenta que estos son de color verde? Pues esto es, en resumen, lo que sucedió en la localidad de Banjos, en España.
En una noche de verano de 1887, despertó a la gente de este pueblo una serie de gritos de niños. Por la mañana, temiéndose alguna desgracia, se hicieron batidas de búsqueda desde la primera hora del día. A las pocas horas, encontraron el origen de los gritos, y lo que descubrieron les dejó alucinados. Se trataba de dos niños, un niño y una niña abrazados y con un rostro congestionado por la sensación de miedo. Estos niños estaban vestidos con ropas metálicas, pero lo más curioso, es que además, su piel era de color verde.

La gente de Banjos, se hizo cargo de ellos, aunque eran de color verde eran niños a los que había que cuidar. No obstante, algo grave, que les marcó, les había pasado a estos raros humanos que salían de una cueva conmocionados. De hecho, el niño fue apagándose como una vela que se queda sin mecha. No hablaba, no comía, no bebía, su estado de ánimo se vino a abajo... y en pocos días murió. La niña, pudo sobrevivir, dentro de sus posibilidades, se aferró a la vida y consiguió vencer a la muerte durante unos años más. Durante el tiempo que vivió, la niña experimentó un cambio en la tonalidad de la piel, desapareció el color verde de la piel y emergió una piel con tono caucásico. Poco a poco fue aprendiendo español y rehaciendo su vida hasta que de una forma súbita murió a los 5 años.

Que salieran de una cueva y de color verde, no quedó aclarado del todo. Primero la niña tubo que recomponerse "de algo" y luego aprender español. Y lo poco que se pudo sacar en claro fue las pocas indicaciones que había explicado. La niña verde decía que vivían en una tierra oscura, una tierra sin sol. La gente de esa tierra era toda de color verde, pero que un día, oyeron un fuerte estruendo y salieron despedidos a la entrada de la cueva.

Después de que la niña verde se recuperara y pudiera explicar todos esto, se hicieron expediciones en busca de explicaciones, se introdujeron en la cueva cientos de metros, pero nunca llegaron a encontrar nada, ni una pista, que pudiera explicar este gran misterio.

REPRESENTACIÓN DE LOS NIÑOS VERDES DE WOOLPIT.

100 años antes, podemos encontrar una historia parecida. Esta no se desarrolló en España, sino en Woolpit, Inglaterra. El cronista Gervasio de Tilbury relató un hecho que aconteció en esta localidad. Dos niños pequeños aparecieron en medio de los campos, solos. Se trataban de una pareja de niños, hermanos, también con prendas metálicas y, lo más destacable, con una piel de color verde oliva. Al igual que el caso anterior, estos 2 niños, tampoco hablaban un idioma conocido. El niño murió, en circunstancias similares a las del niño anterior. En este caso, la niña sobrevivió y aprendió el idioma inglés, y entonces pudo contar todo lo que sabía sobre su origen y el de su hermano.


La chica verde, explicaba que el mundo donde vivían era cavernoso, sin un sol, sin una luz que iluminara el lugar. Recordaba que había un gran río que nadie cruzaba pero que les permitía abastecerse de alimentos y agua. Que una vez ella y su hermano cruzaron el río y se perdieron, subieron por una grieta durante varias horas (se calculó que durante dos días). Y luego salieron al exterior donde la gran luz (el Sol) les cegaba sin poder ver dónde se encontraban. Al sentirse desorientados, no pudieron encontrar la grieta por la que salieron.


La zona fue de nuevo investigada, se buscó en todas las cuevas y grietas de la comarca. Pero nada, no encontraron nada para seguir la pista.

Cientos de personas han intentado explicar estos hechos, y las hipótesis van desde viajes en el tiempo hasta zonas de investigación y experimentación subterráneas. No obstante, hay otra hipótesis más aceptada: los niños fueron envenenados. Según cuentan algunos expertos, el Arsénico puede producir una coloración de la piel de tono verde. Causa desorientación, y coincidiría con la muerte de los dos niños. No obstante, no explicaría algunos interrogantes como ¿por qué iban vestidos con prendas metálicas? También hay que tener en cuenta que igual todos los datos se han transmitido desde hace decenas de años, y quizá el relato ha sido modificado o exagerado. Tampoco explicaría el por qué alguien querría matarlos o por qué la superviviente (en cada caso) no lo denunció. Tampoco explicaría por qué no hablaban el idioma de la zona, ya sea español o inglés.

Otras hipótesis, apuntan a ciertas civilizaciones que vivirían en el interior de la Tierra. Quizá como una forma de protegerse de asteroides, meteoritos, volcanes, etc.. Esto me recuerda a la novela del escritor Julio Verne "Viaje al centro de la Tierra".




Fuente: misterios sin resolver

Cazadores de Fantasmas Paranormal Ibiza 1x02 -La Puerta del Cielo- (Sant...

Cuarto Milenio y Tiempo Cero (Conservatorio de Musica Aviles) Part. II

El Puente de los Perros Suicidas





¿Por qué se han suicidado cientos de perros saltando al vacío desde el puente?


 A unos quince metros por encima del río Clyde, en el Milton Town, al oeste de Dunbartonshire en Escocia, yace el Puente Victoria, mejor conocido como el “Puente Overtoun”, un puente famoso porque, desde 1950, muchísimos perros (algunos dicen que más de 500) se han suicidado en él, saltando siempre en días claros y soleados, curiosamente desde el mismo punto, ubicado entre los dos últimos parapetos del lado derecho. En todo caso, aunque quizá nunca haya una cifra oficial de perros muertos debido a la falta de registros, tan solo en el 2005 murieron cinco perros en un espacio de seis meses. ¿Qué los mueve a saltar?, ¿acaso hay espíritus merodeando por el lugar, extraños campos magnéticos o impregnaciones energéticas de tristeza, suicidio y desesperación?, ¿es Overtoun un sitio en que se vuelven más delgadas las barreras que nos separan del más allá?...

Trágicas historias

La peor de todas las desgracias del puente, no tiene protagonistas caninos sino humanos. Y es que, en 1994, el soldado Kevin Moy de 32 años fue al puente con su pequeño bebé. Se dice que Kevin andaba metido en tema de drogas y se sabe que siempre insistió en que el puente estaba embrujado. Sea o no cierto, Kevin decía ser el Anticristo, creía que su pequeño bebé de dos semanas era Satanás, y que él y su hijo eran culpables de la Guerra del Golfo, así que tenía que acabar con el mal que ambos representaban y por eso lanzó a su bebé del puente e intentó después suicidarse, sobreviviendo y siendo internado en un hospital psiquiátrico.
Por su parte, Donna Cooper cuenta que, en 1995, iba por el puente con su esposo, su hijo, y su perro Ben; aunque, cuando no faltaba mucho para llegar al final del puente, Ben se puso tenso, corrió frenético hasta el punto en que los perros se suicidan, y saltó como si una fuerza misteriosa lo llamara a la muerte, sobreviviendo a la caída pero con heridas tan graves (se rompió la mandíbula y una pata) que, a causa de su agonía, tuvieron que sacrificarlo.
Al igual que Ben, Hendrix, un Golden Retriever (una de las razas más inteligente de perros), caminaba con su amo, Kenneth Meikle, cuando de pronto se volvió loco, salió corriendo de manera extraña y precipitada, y se lanzó al abismo en el mismo punto que todos, sobreviviendo gracias a una cama de musgo…
Así como las anteriores hay muchísimas otras historias, pero lo más sorprendente es que, en muchos casos, los perros sobrevivieron y, pese a eso, volvieron a saltar en el mismo punto cuando sus amos los trajeron nuevamente al puente maldito…

Los perros y las energías del más allá

El puente fue construido en 1895 por pedido del calvinista Lord Overtoun, junto a la llamada Overtoun House, aunque hasta 1950 los suicidios de perros no se empezaron a conocer. Curiosamente, la Overtoun House había servido como casa de reposo para soldados heridos, pero sólo hasta 1947, ya que en ese año se transformó en hospital de maternidad, siendo destruida parcialmente por un incendio en 1948, en el cual no hubieron muertes y, después de aquello, el lugar continuó funcionando como hospital de maternidad hasta el 1 de septiembre de 1970, fecha tras la cual, se mantuvo esencialmente como un centro de grupos religiosos. Lo importante entonces es lo siguiente: ¿acaso las energías de los soldados heridos y de lo ocurrido durante el incendio se quedaron impregnadas en el lugar?  Probablemente muchos de esos soldados no deseaban vivir (investigaciones han mostrado que los veteranos de guerra son más propensos al suicidio que otras personas), y evidentemente todos ellos atravesaban un periodo penoso y cargado de tormentos físicos y morales; además, y pese a que no hubo muertos en el incendio de 1948, hubo angustia y terror, y todo eso quedó impregnado en las energías espirituales del lugar. Y es que los perros tienen muy desarrollado el sexto sentido, y pueden ver fantasmas y percibir energías sutiles, de modo que no es extraño pensar que hayan sentido las impregnaciones energéticas de los soldados heridos y de quienes estuvieron en el incendio, además de las presencias de los fantasmas que, según cuentan quienes viven por la zona, habitan en la Overtoun House. Por otro lado, en la mitología celta el área de Overtoun es un “thin place”, esto es, un lugar en que se vuelven mucho más delgadas las fronteras entre el más allá y el mundo en que vivimos. Sin embargo, todo esto no explica del todo por qué saltan del puente y, más aún, por qué saltan siempre en el mismo lugar.
 
Para responder a la pregunta interior, no queda más que ver las investigaciones de la Sociedad Escocesa para la Investigación Psíquica (SSPR), publicadas en el diario inglés Herald Scotland, y omitidas por prácticamente todas las demás fuentes, tan adeptas del escepticismo que incluso, cuando mencionaron testimonios de psíquicos, sólo presentaron el de una psíquica (Mary Armour) que dijo no sentir nada, mientras que, como contraparte, son muchos los psíquicos que dijeron percibir escalofriantes realidades. Así Catriona Malan, la líder del grupo de diez psíquicos de la SSPR, dijo que “había temas definidos de niños, y varios mencionaron a una mujer victoriana en un chal gris, en el otro extremo del puente”, y que “tres personas se sintieron ansiosas, deprimidas o desorientadas, y cuatro experimentaron sentimientos negativos”. Pero aún más espeluznante fue el testimonio del psíquico John de Glasgow, quien contó lo siguiente:
“Sentí que un montón de niños me agarraban las piernas mientras caminaba a través del puente, y me sentí atraído hacia el lado derecho; me sentí muy mal e incómodo en ciertas partes, y a veces era como si me estuviese hundiendo a través del puente”.
Corroborando lo anterior, el psíquico Mishka afirmó sentirse horrible en el extremo del puente más cercano al punto en que los perros se suicidaban, mismo extremo en que estaba la mujer de chal gris mencionada por Catriona Malan. También, Mishka contó haber sentido niños a su alrededor, y por si no bastase, una psíquica del equipo, que prefirió mantener su identidad en el anonimato, contó haber percibido un ministro fantasma y un obrero que había muerto al caer del puente, y que quizá (en este punto no estaba muy segura) ahora llamaba a los perros desde abajo del lado derecho del puente, cerca del extremo en que apareció la mujer del chal gris…

Una posible explicación científica es que los perros no pueden ver al otro lado del muro

Explicaciones científicas que no satisfacen:

• La Psicología Animal ha demostrado que los perros poseen una inmensa capacidad de empatía con sus amos, más aún si son de razas inteligentes, como las que han saltado del puente; además, el Dr. Rupert Sheldrake demostró, mediante estudios, que los perros recogen los pensamientos e intenciones de sus dueños, incluso desde grandes distancias. En base a esto y considerando también que Dumbarton es un sitio donde ha habido muchos casos de suicidio y depresión, se ha planteado que los amos de los perros estaban deprimidos y, consciente o inconscientemente, deseaban morir, a causa de lo cual los perros, mediante un proceso de identificación emocional basado en la empatía, asimilaron los sentimientos de sus amos y los canalizaron saltando del puente. Lógicamente la hipótesis presenta muchos problemas, por ejemplo: 1) ¿por qué solo en el puente Overtoun los perros se vuelven tan empáticos que se suicidan, por qué no se sabe de otros casos similares en otros puentes o lugares que no sean puentes?, y 2) Sencillamente, las investigaciones muestran que, en la gran mayoría de casos, los amos de los perros suicidas ni siquiera estaban deprimidos…
• La otra teoría científica ha sido mucho más aceptada, y fue planteada por el Dr. David Sands, a quien la Sociedad Escocesa Protectora de Animales contrató para solucionar el enigma. Esta teoría parte de que los perros suicidas eran, todos o casi todos (no se sabe a ciencia cierta), perros de hocicos largos (estos perros tienen mejor olfato), como labradores, golden retrievers, y collies. Ahora bien, el Dr. Sands dice que en la zona hay muchos visones, y que el olor de la orina de visón atrae con gran fuerza a los perros, mucho más que el olor a otros roedores y sus respectivos desechos orgánicos.  Uno de los puntos fuertes de la teoría es que los visones fueron introducidos en 1920, pero su población creció en la década de 1950 (la década en que empiezan los suicidios de canes), en grado tal que el olor de la orina de visón se hizo suficientemente fuerte como para impulsar a los perros a saltar, ya que supuestamente las cosas ocurren así: 1) el perro huele levemente la orina de visón, que en días lluviosos y húmedos no se percibe bien, pero en días soleados y claros (como los de los suicidios caninos) se percibe un poco mejor, 2) el perro corre hacia el borde porque hay una particular concentración de orina de visón alrededor del puente, y por ello el perro quiere asomarse a ver qué hay, 3) estando en el borde, éste es tan alto que no le permite al perro ver que hay un precipicio, y entonces salta para ir hacia la fuente del olor… Hasta aquí la teoría parece convincente, pero tiene los siguientes problemas: 1) si la orina de visón está a ambos lados del puente aproximadamente igual, ¿por qué entonces los perros saltan del lado derecho y siempre en el mismo punto?, 2) las razas de perros suicidas tienen muy buen olfato, de modo que, si fuese la orina de visón lo que les hace correr y saltar, habrían intentado correr antes de cruzar el puente, pues ya desde ese punto habrían sentido el olor. Como se ve, la teoría cae en los puntos mencionados, en tanto que, los fantasmas de los niños, el fantasma de la dama de chal gris y del obrero que los llama desde abajo, están en tales posiciones con respecto al punto de suicidio, que parecen mejores razones para explicar los suicidios y por tanto para creer en el carácter real de la leyenda, que permanece viva aunque muchos lo nieguen, ya que nadie ha dado una explicación natural suficientemente buena.


Fuente: escalofrio.com

Belle Gunness



La mañana del 28 de abril de 1908 la granja de Belle Gunness comenzó a ser devorada por las llamas de un fuego intencionado. En ella se encontraban Belle, de 48 años, y sus tres hijos: Myrtle y Lucy, que eran adoptadas y tenían 11 y 9 años, respectivamente, y Phillip, de 5 años, que era su hijo biológico.
El peón agrícola Joe Maxson trató de salvar a la madre y a sus hijos, pero no los encontró ni respondieron a sus gritos. Dos vecinos, Clifford y Humphrey, acudieron a ayudarlo. Humphrey encontró una escalera cerca del granero y la colocó contra las paredes exteriores. Subió por ella y miró detenidamente en varias ventanas, pero no vio señales de vida. La puerta de entrada estaba cerrada y no podían abrirla. Los vecinos fueron acudiendo e intentando ayudar hasta que se hizo evidente que nadie podía permanecer con vida dentro de la bola de fuego en la que se había convertido el hogar de los Gunness.
Los vecinos de La Porte, Indiana, se compadecieron del triste final de la pobre viuda, una mujer de origen noruego que se había ganado el respeto de la comunidad por lo que creían frecuentes y fortuitas desgracias personales. Admiraban su fortaleza de espíritu, su amabilidad y su aspecto. Belle tenía el pelo rubio, unos bonitos ojos azules y, aunque le sobraba algo de peso (tenía 1.83 m. de altura y pesaba 91 kilos), su apretado corsé la proporcionaba una figura muy atractiva. Los hombres volvían la cabeza para observar a aquella mujer diferente a las demás que personificaba el glamour y el sex-appeal.
Los periódicos Herald y Argus cubrieron extensamente la noticia. Lo más asombroso era que el cadáver de Bella apareció sin cabeza. Para todo el mundo, el sherif Smutzer, los tribunales e incluso los pobladores, no había duda de que se trataba de un asesinato y que la víctima era la pobre viuda y sus pequeños hijos.

Sin embargo, la explicación de lo ocurrido no iba a ser tan sencilla. Belle Gunness encerraba muchos secretos: una terrible vida llena de los crímenes más despiadados. Como muchos otros psicópatas, sabía mostrarse como una mujer amable y encantadora, alguien aparentemente inofensivo que, sin embargo, podía matar sin piedad y sin remordimientos a todos aquellos que se interpusieran en sus planes o que tuviesen algo que ella deseaba.

Belle Gunness junto a sus hijos Lucy, Myrtle y Phillip

Bella Poulsdatter nació en 1859 en Trondhjeim, Noruega. Con 24 años decidió seguir los pasos de su hermana Anna, que vivía en Estados Unidos, y buscar una vida mejor embarcando hacia el Nuevo Mundo. En Chicago conoció a su primer marido, Mads Sorenson, un hombre conservador, deseoso de formar una familia. No pudieron concebir hijos de modo que decidieron adoptar tres niñas: Jennie, Myrtle y Lucy.
Los vecinos consideraban a los Sorenson una familia feliz. Belle era una mujer discreta y callada. Lo único llamativo es que tuvieron la mala suerte de que su casa y su pequeño negocio se quemasen, quedando milagrosamente sus residentes a salvo. La tienda, que sólo ocasionaba pérdidas, proporcionó una buena ganancia cuando se cobró el seguro.

En 1900 murió de repente Mads. El certificado de defunción determinó que el fallecimiento se había debido a un ataque al corazón. Belle cobró dos pólizas de seguro de vida, por la muerte de Mads, de casi 8.000 dólares, una enorme suma en aquellos tiempos.
Belle se trasladó a La Porte, Indiana. Empleó el dinero del seguro en una granja. Se trataba de una casa de mala reputación que había caído en el abandono desde que su madame, Mattie Altie, falleciese. El edificio, de ladrillo rojo, tenía seis dormitorios y dos plantas de altura, con un huerto en un lado y un pantano y bosques, por el otro. Los vecinos acogieron muy bien a aquella mujer que transformó el odiado negocio en un confortable hogar para ella y sus hijas.
Al poco tiempo, Belle contrajo un nuevo matrimonio. Su marido, Peter Gunness, era alto y bien parecido. En el invierno de 1900, la hija de Belle, Jennie, oyó a su madre gritar. Corrió a su habitación, en el piso superior, y encontró a su padrastro Peter gravemente herido. Su madre, llorando y gritando, le comentó que el gran triturador de carne de hierro se había caído en la cabeza de Peter. Murió antes de la salida del sol.
Emil Greening, hijo de un vecino, comenzó a interesarse por Jennie, que se había convertido en una jovencita muy atractiva. De repente, la chica desapareció, sin despedirse de él. Belle le dijo que se fue a estudiar a la Universidad en San Francisco.

Después apareció en la vida de Belle un hombre llamado Ray Lamphere. Era un carpintero de 30 años que Belle decidió contratar para que le ayudase en la granja en la primavera de 1907. Fue a vivir a la granja y pronto se convirtió en su amante. Lamphere presumía ante sus amigos de que la había seducido y mostraba con orgullo los regalos que ella le había dado: el reloj, el chaleco, el sombrero de castor o las botas de cuero.

Belle una auténtica viuda negra.
Sin embargo, en las Navidades de 1907, Belle apareció en La Porte con un nuevo hombre que, como la mayoría de las anteriores parejas, parecía surgir de la nada. Todos los vecinos, y sobre todo Lamphere, se soprendieron cuando se enteraron de que pensaban contraer matrimonio.
Los pobladores lo definían como “un gran sueco”. Se llamaba Andrew Helgelein, un hombre feliz, amable y simpático, que se detuvo en el banco de la ciudad para retirar la totalidad de sus fondos de otro banco en Dakota del Sur. Comentó a la cajera que él y Belle iban a casarse.
Esa noche, Belle ordenó a Ray Lamphere que abandonase la granja. Lamphere se marchó llenó de ira.

Jennie, hija adoptiva de Belle Gunness.
Una semana después, Helgelein había desaparecido. Belle lloró y se desahogó con sus vecinos diciéndoles que no sabía cuándo iba a aprender: “¿Qué hago mal para que todos estos hombres se aprovechen de mí?”. Lamphere se negó a volver y ayudarla en la granja.
Para ayudarla con la cosecha de primavera, Belle contrató a Joe Maxson. Parece que con este empleado no mantuvo relaciones sexuales. Cuando terminaba su trabajo, mucho después de la puesta del sol, Maxson disfrutaba de la acogedora sala de estar de Belle, leía el periódico y tocaba su violín. Con esta música entretenía a los niños de la viuda.

Hubo una época tranquila en la vida de Belle pero pronto el celoso amante Lamphere comenzó a amenazarla, lo que la obligó a denunciarlo. Fue detenido una y otra vez, pero Lamphere seguía acosándola a distancia.El 27 de abril de 1908, Belle visitó un abogado para hacer su testamento. Le dijo al abogado que ella temía que Lamphere acabara con su vida y, en concreto, creía que podía una noche quemar su casa. Decidió dejar sus propiedades a sus hijos o, en caso de su muerte, al orfanato Orphan’s Home. El abogado le indicó que ese no era el nombre oficial del orfanato y que necesitaba un día o dos para conseguir el verdadero nombre.
Sin embargo, Belle le dijo con desesperación: “¡No hay tiempo para esperar!”. Con un suspiro, el abogado consintió hacer el testamento y colocó su nombre en la parte inferior del documento junto a la de Belle.

Tras el incendio, Ray Lamphere, que fue encontrado cerca de la granja, admitió que vio el fuego pero que no se había sentido obligado para advertir a nadie. Se convirtió en el principal sospechoso y fue detenido.Durante el juicio empezaron a surgir muchas preguntas: ¿Por qué tantos pretendientes de Belle habían llegado a la ciudad y habían desaparecido dejando atrás sus pertenencias personales? ¿Dónde estaba Jennie, la hija? ¿Por qué en el colegio en el que se supone que había asistido en San Francisco no tenían constancia de ella? ¿Cómo no había aparecido para reclamar su herencia?
Para encontrar las respuestas se comenzó a excavar en los escombros de la granja. Los resultados fueron sorprendentes y terribles. Apareció una caja torácica humana; un brazo esquelético; un esqueleto completo, varios relojes de hombre… El sherif Al Smutzer intentó que no trascendieran estas noticias para que no se perturbase la paz y la tranquilidad de su ciudad y contrató a Joe Maxson y Daniel Hutson para que cavasen con discreción.
Sin embargo, todo el mundo estaba interesado en las excavaciones y resultaba imposible ocultar lo que estaba ocurriendo.
En mayo, el hermano de Andrew Helgelein, el “gran sueco” de Dakota del Sur, se presentó en la oficina del juez. Este hombre, llamado Asle Helgelein, había sabido que Andrew llegó a La Porte en enero de 1908 a retirar sus ahorros del Banco de Dakota del Sur “con Belle a su lado”. Cuando leyó en los periódicos el suceso de Belle Gunness decidió que debía investigar qué había ocurrido con su hermano.

Explicó que su hermano Andrew contactó con Belle a través de la columna de El Skandinaven, donde las mujeres inmigrantes escribían para encontrar marido. En sus cartas, Belle se presentó como “una buena mujer noruega” que deseaba un fiel marido, amante y proveedor para ella y su familia. Su preocupación por la cuestión monetaria no ofrecía ninguna duda. Ella escribió en una de sus cartas que no enviase dinero en efectivo a través de un banco sino que llevase sus fondos cosidos en el interior de su ropa interior y que no comentase a nadie nada, “ni siquiera a su pariente más próximo. Que esto sea un secreto entre nosotros dos y nadie más. Probablemente habrá otros muchos más secretos, ¿no le parece?”El sherif Smutzer creyó que Asle exageraba. Sin embargo, éste, enterado de que se estaba excavando en la granja y que habían aparecido relojes y otros objetos, quiso averiguar si alguno pertenecía a su hermano.
Asle se presentó a Joe Maxson y Daniel Hutson y se ofreció a ayudarlos a cavar. Fueron extrayendo botas, cajas de basura y otros objetos, pero llegó un momento en que el olor se hizo extremadamente nauseabundo. De repente vieron un brazo humano y después los restos de lo que había sido una vez un hombre. Asle dijo: “Ese es mi hermano!”. El cuerpo se encontraba troceado. Se habían cortado las piernas, los brazos, la cabeza…

Ray Lamphere cabeza de turco en el proceso hasta que se demostrase que la mujer sin cabeza no era Belle.
Antes de que terminase el día se desenterraron otros cuatro cuerpos: dos hombres y dos mujeres. De las dos mujeres, una era, obviamente, Jennie. La pobre chica no se fue a estudiar, como Belle había difundido, sino que fue asesinada por su madre.
Los habitantes de La Porte no podían creer que la amable Belle Gunness, de la que todos se compadecían, fuese una fría asesina. El sherif Smutzer ya no podía ocultar la verdad y la tranquila ciudad se convirtió, de la noche a la mañana, en un lugar repleto de medios de comunicación y de curiosos.
Pronto comenzó a asociarse a Belle la desaparición de hombres que habían contactado con ella. Por ejemplo, Ole Budsberg, que, acompañado de Belle, sacó del banco 1.800 dólares, el 26 de abril de 1907. Después, nadie volvió a verlo.
Un vecino de Belle recordó que un tal Henry Gurholt trabajaba para Belle en la granja en la primavera de 1905 y que en agosto la viuda le pidió ayuda porque Henry la había abandonado para ir con un comerciante de caballos.

Los cuerpos de estos dos desaparecidos se encontraron en la granja y otros muchos más. Todos los cadáveres se encontraban desmembrados. Aparecieron también los zapatos de una mujer y un bolso, que debieron pertenecer a la mujer no identificada que se descubrió anteriormente. Resultó especialmente duro el descubrimiento de los restos mortales de un niño de corta edad.

Andrew Helgelein.
Comenzó a cuestionarse que los dos maridos de Belle muriesen de forma natural. Un médico llamado J. B. Miller de Chicago afirmó que Mads mostró todas las señales de envenenamiento por estricnina. Sin embargo, los superiores de Miller quisieron ahorrarle a la viuda un dolor innecesario, ya que era un caso perdido, y, después de todo, se trataba de un hombre que estaba sometido a un tratamiento para una enfermedad del corazón. Sin embargo, el Dr. Miller pensó que, en aquel momento, no se tuvo en cuenta las dos pólizas de seguros que beneficiaban a su mujer. También le resultó sospecho que Belle, que se mostró muy llorosa y afligida, estuviera absolutamente en contra de realizar la autopsia a su marido.
Tampoco se investigó la muerte de su segundo marido, Peter Gunness. A pesar de que resultaba inexplicable la forma en la que el triturador de carne se cayó sobre su cabeza, en la audiencia, Belle representó su papel de mártir y todos la creyeron. El sheriff no estaba satisfecho y preguntó a la hija, Jennie acerca de cómo era la relación entre su madre y su padrastro. Sus respuestas indicaban que era más probable el asesinato que la muerte accidental. Sin embargo, ésta fue la que finalmente se sostuvo. Una vez más, Belle salía indemne de sus crímenes.
Incluso la pequeña Myrtle, sólo una semana antes de que la familia muriese en el incendio, susurró a una compañera del colegio que su papá había muerto porque su mamá le había golpeado en la cabeza, y añadió: “No se lo digas a un alma”.
Pero, después del incendio, en mayo de 1908, los secretos de Belle comenzaron a desvelarse. No obstante, había muchas cuestiones que no era fácil resolver.
Ray Lamphere fue, sin duda el cabeza de turco del proceso. Había sido un amante celoso, que la intimidó y amanazó. Pero la defensa de Lamphere se basaba en que hasta que no se demostrara que la mujer sin cabeza era Belle, podía plantearse como algo creíble que esta mujer sin escrúpulos matara a sus hijos, dejase el cuerpo de otra en su lugar, cortándole la cabeza para que no pudiera identificarse, y escapara de allí.
La cabeza no apareció. Sin embargo, el dentista de Gunness, Ira Norton, ofreció una valiosa información. Dijo que si encontrasen entre los escombros la dentadura postiza de Belle él podía identificarla. Le había hecho, el otoño pasado, un juego de seis dientes de porcelana apoyados en oro.
El domingo, 12 de mayo, localizaron la dentadura de Belle. Se creyó que este hallazgo demostraba la muerte de la mujer (aunque, realmente, pudo ella dejarla intencionadamente allí) y, el 22 de mayo, el jurado de acusación procesó a Ray Lamphere de incendio intencionado y de asesinato de la familia Gunness.
Sin embargo, muchos creían que Belle seguía viva. Entre ellos se encontraba Joe Maxson, su último peón agrícola. Maxson le comentó a su hermana que estaba seguro de la noche del incendio Belle entró en su dormitorio. La encontró de pie, al lado de su cama, mirándolo. Él se incorporó alarmado y ella le dijo: “Sólo quería ver si usted estaba dormido”. Ella salió silenciosamente de su cuarto pero, a pesar de estar casi dormido, le pareció ver un martillo ocultado en los pliegues de su falda. Parece que Maxson escapó de la muerte por muy poco.
El abogado defensor de Ray Lamphere fue Wirt Worden, la acusación estuvo representada por Ralph Smith.

Worden demostró que Belle el sábado por la tarde antes del incendio fue vista conduciendo su coche con una extraña mujer, no tan robusta como la viuda. La descripción de esta misteriosa mujer apoyaba el testimonio del forense, el Doctor Gray, que, durante la autopsia, estimó que la víctima decapitada había pesado, antes del encogimiento de fuego, unos 36 kilos menos que la noruega.

Joe Maxson.
La defensa también se apoyó en el testimonio de un vecino que vio el 9 de julio a Belle con un hombre. Belle tenía un sombrero amplio, con un velo negro que le llegaba hasta la barbilla y un velo blanco sobre éste. Cuando vieron que este vecino había reparado en ellos, escaparon de él. También las hijas del testigo vieron a la pareja. Cuando Belle vio que los observaban, volvió la cabeza. Sin duda, este hombre podía ser un cómplice de la viuda, que ella quería ocultar de la vista de los curiosos.
Worden, a través de sus testigos y de su brillante defensa, logró convencer a los miembros del jurado de que existían dudas razonables acerca de la culpabilidad de Lamphere respecto de los crímenes. Sólo fue declarado “culpable de incendio intencionado”. El abogado consiguió que en lugar de la horca fuese condenado a prisión.
Para Worden, Belle se asustó cuando tuvo noticias del hermano de Helgelein, que iba a visitarla para preguntar por Andrew. Durante la tarde antes del asesinato, Belle compró una cantidad grande de queroseno y el contenedor que ella tenía fue encontrado en el sótano y no en el lugar habitual donde ella lo guardaba. También el método empleado para acabar con la vida de sus tres hijos y de la mujer decapitada era el que Belle solía emplear. Se encontraron restos de estricnina en los estómagos de, al menos, tres de los cuerpos quemados en el fuego. Worden demostró que no sólo ella tenía un motivo para asesinar sino que siguió su método acostumbrado. Por otra parte, no había ninguna indicación de que Belle tuviera un carácter suicida.
Ray Lamphere fue condenado a 5.000 dólares de multa y a prisión (de 2 a 21 años) en la cárcel estatal de Michigan. Pero, su permanencia allí fue breve. Contrajo tuberculosis y murió un año más tarde, el 30 de diciembre de 1909. Falleció, ictérico, débil y obsesionado con Belle Gunness. También Ray fue una víctima de la viuda.
Harry Myers, su compañero de celda, comentó que Ray repetía el nombre de Belle a diario y que estaba seguro de que había escapado. Le dijo que ella tenía una cicatriz grande sobre su muslo izquierdo pero que aquel cuerpo que fue quemado no la tenía. Además afirmó que conocía a Belle y que sabía que no había muerto.
Belle se convirtió en una leyenda durante décadas y muchos afirmaron haberla visto en diferentes ciudades como San Francisco, Chicago, Nueva York o Los Ángeles. En algunas fuentes consultadas se sostiene que finalmente llegó a demostrarse que el cuerpo calcinado y decapitado pertenecía a Belle. Otras, sin embargo, mantienen que no existen pruebas concluyentes para afirmarlo.
En 1931 una anciana, conocida como Esther Carlson, fue detenida en Los Ángeles por envenenar a un hombre para conseguir su dinero. Dos personas que conocían a Belle sostuvieron que se trataba sin duda de ella, pero existieron dudas acerca de la veracidad de esas identificaciones. Esther Carlson murió esperando que se celebrase el juicio.

Fuente: http://www.ovejaselectricas.es/?p=770

"EL FANTASMA DE LA MONJA.".


Cuando existieron personajes en esa época colonial inolvidable, cuando tenemos a la mano antiguos testimonios y se barajan nombres auténticos y acontecimientos, no puede decirse que se trata de un mito, una leyenda o una invención producto de las mentes de aquél siglo. Si acaso se adornan los hechos con giros literarios y sabrosos agregados para hacer más ameno un relato que por muy diversas causas ya tomó patente de leyenda. Con respecto a los nombres que en este cuento aparecen, tampoco se ha cambiado nada y si varían es porque en ese entonces se usaban de una manera diferente nombres, apellidos y blasones.Durante muchos años y según consta en las actas del muy antiguo convento de la Concepción, que hoy se localizaría en la esquina de Santa María la Redonda y Belisario Domínguez, las monjas enclaustradas en tan lóbrega institución, vinieron sufriendo la presencia de una blanca y espantable figura que en su hábito de monja de esa orden, veían colgada de uno de los arbolitos de durazno que en ese entonces existían. Cada vez que alguna de las novicias o profesas tenían que salir a alguna misión nocturna y cruzaban el patio y jardines de las celdas interiores, no resistían la tentación de mirarse en las cristalinas aguas de la fuente que en el centro había y entonces ocurría aquello. Tras ellas, balanceándose al soplo ligero de la brisa nocturnal, veían a aquella novicia pendiente de una soga, con sus ojos salidos de las órbitas y con su lengua como un palmo fuera de los labios retorcidos y resecos; Sus manos juntas y sus pies con las puntas de las chinelas apuntando hacia abajo.

Las monjas huían despavoridas clamando a Dios y a las superioras, y cuando llegaba ya la abadesa o la madre tornera que era la más vieja y la más osada, ya aquella horrible visión se había esfumado.
Así, noche a noche y monja tras monja, el fantasma de la novicia colgando del durazno fue motivo de espanto durante muchos años y de nada valieron rezos ni misas ni duras penitencias ni golpes de cilicio para que la visión macabra se alejara de la santa casa, llegando a decir en ese entonces en que aún no se hablaba ni se estudiaban estas cosas, que todo era una visión colectiva, un caso típico de histerismo provocado por el obligado encierro de las religiosas.
Más una cruel verdad se ocultaba en la fantasmal aparición de aquella monja ahorcada, colgada del durazno y se remontaba a muchos años antes, pues debe tenerse en cuenta que el Convento de la Concepción fue el primero en ser construido en la Capital de la Nueva España, (apenas 22 años después de consumada la Conquista y no debe confundirse convento de monjas-mujeres con monasterio de monjes-hombres), y por lo tanto el primero en recibir como novicias a hijas, familiares y conocidas de los conquistadores españoles.
Vivían pues en ese entonces en la esquina que hoy serían las calles de Argentina y Guatemala, precisamente en donde se ubicaba muchos años después una cantina, los hermanos Ávila, que eran Gil, Alfonso y doña María a la que por oscuros motivos se inscribió en la historia como doña María de Alvarado.
Pues bien esta doña María que era bonita y de gran prestancia, se enamoró de un tal Arrutia, mestizo de humilde cuna y de incierto origen, quien viendo el profundo enamoramiento que había provocado en doña María trató de convertirla en su esposa para así ganar mujer, fortuna y linaje.
A tales amoríos se opusieron los hermanos Ávila, sobre todo el llamado Alonso de Ávila, quien llamando una tarde al irrespetuoso y altanero mestizo, le prohibió que anduviese en amoríos con su hermana.
Nada podéis hacer si ella me ama -dijo cínicamente el tal Arrutia-, pues el corazón de vuestra hermana ha tiempo es mío; Podéis oponeros cuanto queráis, que nada lograréis.
Molesto don Alonso de Ávila se fue a su casa de la esquina antes dicha y que siglos después se llamara del Relox y Escalerillas respectivamente y habló con su hermano Gil a quien le contó lo sucedido. Gil pensó en matar en un duelo al bellaco que se enfrentaba a ellos, pero don Alonso pensando mejor las cosas, dijo que el tal sujeto era un mestizo despreciable que no podría medirse a espada contra ninguno de los dos y que mejor sería que le dieran un escarmiento. Pensando mejor las cosas decidieron reunir un buen monto de dinero y se lo ofrecieron al mestizo para que se largara para siempre de la capital de la Nueva España, pues con los dineros ofrecidos podría instalarse en otro sitio y poner un negocio lucrativo.
Cuéntese que el mestizo aceptó y sin decir adiós a la mujer que había llegado a amarlo tan intensamente, se fue a Veracruz y de allí a otros lugares, dejando transcurrir los meses y dos años, tiempo durante el cual, la desdichada doña María Alvarado sufría, padecía, lloraba y gemía como una sombra por la casa solariega de los hermanos Ávila, sus hermanos según dice la historia.
Finalmente, viendo tanto sufrir y llorar a la querida hermana, Gil y Alonso decidieron convencer a doña María para que entrara de novicia a un convento. Escogieron al de la Concepción y tras de reunir otra fuerte suma como dote, la fueron a enclaustrar diciéndole que el mestizo motivo de su amor y de sus cuitas jamás regresaría a su lado, pues sabían de buena fuente que había muerto.
Sin mucha voluntad doña María entró como novicia al citado convento, en donde comenzó a llevar la triste vida claustral, aunque sin dejar de llorar su pena de amor, recordando al mestizo Arrutia entre rezos, ángelus y maitines. Por las noches, en la soledad tremenda de su celda se olvidaba de su amor a Dios, de su fe y de todo y sólo pensaba en aquel mestizo que la había sorbido hasta los tuétanos y sembrado de deseos su corazón.
Al fin, una noche, no pudiendo resistir más esa pasión que era mucho más fuerte que su fe, que opacaba del todo a su religión, decidió matarse ante el silencio del amado de cuyo regreso llegó a saber, pues el mestizo había vuelto a pedir más dinero a los hermanos Ávila.
Cogió un cordón y lo trenzó con otro para hacerlo más fuerte, a pesar de que su cuerpo a causa de la pasión y los ayunos se había hecho frágil y pálido. Se hincó ante el crucificado a quien pidió perdón por no poder llegar a desposarse al profesar y se fue a la huerta del convento y a la fuente.
Ató la cuerda a una de las ramas del durazno y volvió a rezar pidiendo perdón a Dios por lo que iba a hacer y al amado mestizo por abandonarlo en este mundo.
Se lanzó hacia abajo... Sus pies golpearon el brocal de la fuente.
Y allí quedó basculando, balanceándose como un péndulo blanco, frágil, movido por el viento.
Al día siguiente la madre portera que fue a revisar los gruesos picaportes y herrajes de la puerta del convento, la vio colgando, muerta.
El cuerpo ya tieso de María de Alvarado fue bajado y sepultado ese misma tarde en el cementerio interior del convento y allí pareció terminar aquél drama amoroso.
Sin embargo, un mes después, una de las novicias vio la horrible aparición reflejada en las aguas de la fuente. A esta aparición siguieron otras, hasta que las superiores prohibieron la salida de las monjas a la huerta, después de puesto el sol.
Tal parecía que un terrible sino, el más trágico perseguía a esta familia, vástagos los tres de doña Leonor Alvarado y de don Gil González Benavides, pues ahorcada doña María de Alvarado en la forma que antes queda dicha, sus dos hermanos Gil y Alonso de Ávila se vieron envueltos en aquella conspiración o asonada encabezada por don Martín Cortés, hijo del conquistador Hernán Cortés y descubierta esta conjura fueron encarcelados los hermanos Ávila, juzgados sumariamente y sentenciados a muerte.
El 16 de julio de 1566 montados en cabalgaduras vergonzantes, humillados y vilipendiados, los dos hermanos Ávila, Gil y Alonso fueron conducidos al patíbulo en donde fueron degollados. Por órdenes de la Real Audiencia y en mayor castigo a la osadía de los dos Ávila, su casa fue destruida y en el solar que quedó se aró la tierra y se sembró con sal.




Fuente: Buscadores de fantasmas 

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