Uno de los muertos misteriosos en Estados Unidos fue Frank Edwards, investigador ufológico americano, que tenía en su poder importante documentación sobre astronáutica y sobre acontecimientos habidos en el espacio exterior con las naves tripuladas. Frank Edwards, antes de su muerte, había preparado un detallado informe con las pruebas que poseía sobre la presencia de seres del espacio, naves ajenas a la Tierra y acontecimientos fundamentales producidos en el encuentro, entorpecimiento o experimentaciones intencionadamente negativas de naves tripuladas terrestres, enviadas en dirección a la Luna y al espacio exterior.
Entre los varios informes secretos que Edwards no pudo ver publicados, se ha conocido uno fundamental. El que se refiere a los astronautas rusos que perdieron la vida en el espacio. El informe pasó a manos de un amigo poco antes de que Edwards perdiera la vida de modo repentino.
En la cabecera del informe aparecían los nombres de los astronautas rusos que habían perdido la vida camino de la Luna, en la Luna o de regreso, sin que la información hubiese sido confirmada, divulgada o admitida oficialmente por la URSS. En esta línea incompleta figuran los siguientes datos:
Terentity Shiborin, perdido en 1959,
Piort Dolgev, desaparecido en 1960,
Wassilievch Zavadovsky, perdido en 1961,
Gennedy Mlkhailov y Alexy Belokonev, ambos diplomados del Centro de Entrenamiento Especial de la URSS, desaparecidos en mayo de 1961.
Según figuraba en el informe, Gennedy Mikhailov y Alexy Belokonev, ambos científicos fueron lanzados al espacio, en dirección a la Luna, el día 17 de mayo de 1961. El lanzamiento tuvo lugar desde Baikonur, base que los rusos tienen a orillas del mar Aral.
Inmediatamente después del lanzamiento de la nave tripulada, las estaciones de Turín (Italia), Jodrell Bank (Inglaterra), Bochum (Alemania) y Meudon (Francia), comenzaron a captar las comunicaciones que los tripulantes mantenían con la base de lanzamiento de Baikonur.
La captación de emisiones duró una semana completa, justo el tiempo que emplearían años después las naves tripuladas, destinadas a realizar órbitas alrededor de la Luna o alunizar, en llegar a sus objetivos. Curiosamente los mensajes de los astronautas soviéticos entraron en la zona del silencio el día 24, siete después de su lanzamiento. Es presumible, por tanto, que en este tiempo se habían acercado ya a su objetivo.
Kennedy, en uno de sus discursos ese mismo año de 1961, anunció que Norteamérica pondría un hombre en la Luna en el año 1970. A Kruscheff le faltó tiempo para responder afirmado que la URSS no entraría en una competición por la Luna. Los hechos han demostrado todo lo contrario. La Luna y el espacio exterior, ya en aquellos años, eran un objetivo militar. En aquellos años, científicos como el director del Centro de Investigaciones Espaciales de Bochum, en Alemania Federal; Heinz Kaminski, o Sir Bernard Lowell, o James Webb, anunciaron dramáticamente que vuelos como el del Zond V, que dio unas vueltas al satélite y regresó a la Tierra el 21 de septiembre de 1968, mostraban una estructura básica que podría cambiar el equilibrio de poder en el mundo. El vuelo del Zond V dejó ya de ser únicamente un vuelo de investigación espacial para convertirse en el inicio de una carrera planteada en términos militares, posiblemente vinculada a futuro a hechos de conflagración nuclear.
Según los datos que han sido oficialmente facilitados en la historia de la astronáutica, la primera nave tripulada soviética fue lanzada al espacio el 12 de octubre de 1964.
AP-1Fue el Voskhod I, tripulado por el coronel Vladimir Komarov, el comandante y piloto Konstantin Keoktistov y el médico especialista en Medicina del Espacio Boris Yegorov. Al Voskhod I siguió el Voskhod II el 18 de marzo del 65 y el 24 de ese mismo mes los norteamericanos lanzaron su primera nave tripulada al espacio exterior, el Géminis Titán III, tripulado por el mayor Virgil Grissom y el teniente coronel John Young, que dio tres vueltas a la Tierra durante cuatro horas y 53 minutos.
Curiosamente, estos vuelos tripulados tuvieron gran publicidad, incluida la televisión de ambos países, pero paradójicamente cuando se llevaron a cabo, los dos Jefes de Estado que habían impulsado de un modo sorprendente la carrera del espacio estaban fuera de juego: Kennedy, por asesinato, y Kruscheff por eliminación política…
Ante estos datos, el informe secreto de Frank Edwards cobraba especial relieve, lo que motivó que sus amigos conjeturaran en torno a una relación directa entre su muerte repentina y sus documentos sobre la investigación espacial de ambos países.
El documento salvado de la quema a que venimos haciendo alusión, al situar un vuelo tripulado en dirección a la Luna por parte de la URSS en 1961, echa por tierra todos los calendarios oficiales de ambos países en ese terreno. El documento se completaba en su primera parte con extractos de la conversación que mantuvieron con la base los dos astronautas del vuelo tripulado, que había partido de Baikonur el 17 de mayo de 1961. Esta conversación fue la siguiente:
ASTRONAUTA: – La altura es la prevista, las condiciones son inmejorables. Podemos probar de nuevo. Las primeras noticias se reciben con claridad.
BASE: – Permaneced atentos a los instrumentos… ¡Un momento…! Empiece otra vez… Repita… Las señales ahora no son muy claras…
A.: – Hemos perdido visibilidad, detrás de nosotros hay una zona totalmente oscura. ¡No tenemos ninguna visibilidad!
B.: – ¿Nos escuchan? ¡Oiga…! ¡Oiga…! Envíen alguna señal. Es necesario que controlen todo y comuniquen cualquier incidencia. ¿Recuerdan…? ¡TODO!
A.: – Está bien…, está bien…
VOZ FEMENINA.: – Ten la mano firme… Es absolutamente necesario. Mantén la misma posición… (espacios de silencio entre frase y frase).
A. (Voz muy excitada): – ¡Responded más claramente…! ¿Por qué… por qué? ¡Cambiamos de posición! ¿Cómo, cómo? ¡Ustedes sabrán lo que hay que hacer, lo que tenemos que hacer!…
B.: – Seguimos a la escucha, seguimos a la escucha… Aquí estación de radio de la Base… Informen…
A.: – Sí, pronto…
A.: – No, no es nada… Estamos en peligro…
A.: – Hay algo…
A.: – Es difícil…
A.: – Hay algo…
A.: – Si nosotros no lo explicamos, el mundo no lo sabrá nunca… Es muy difícil.
A.: – Sí, las ocho, hora de Moscú… ¿Por qué…? ¿Por qué…? ¡Hazlo pronto…! ¡No comprendo!
Esta conversación, captada por radio y grabada en cinta, acompañaba como documentación los informes de Edwards.
Antes de enviar las primeras naves tripuladas en el 64, se habían iniciado los vuelos tripulados. El primero tuvo lugar el 12 de abril de 1961. Fue el Vodstok, tripulado por Yuri Gagarin. El vuelo duró 1 hora y 48 minutos, y describió una órbita en torno a la Tierra a la altura de 328 kilómetros.
Siguió el Vodstok II en agosto, y el 20 de febrero de 1962 tuvo lugar el primer vuelo orbital tripulado de los Estados Unidos, con John Glenn como piloto, con una duración de 4 horas y 55 minutos, y se hizo a una altura de 257 kilómetros.
El Vodstok V de Valeri Bikovski, había sido lanzado el 15 de junio de 1963. El Vodstok VI, con Valentina “Valia” Tereskova a bordo, se lanzó el 16 de junio de 1963. De modo que ambos estuvieron simultáneamente en el espacio tres días. En ambos vuelos hubo elementos extraños que interfirieron, siendo grabados en las cintas de escucha de las bases de seguimiento. Estos documentos se encuentran en poder del Centro Studi Fratellanza Cósmica.
El 18 de junio de 1963, Valeri Bokovski comunicó con su base en un estado de enorme agitación:
– ¡Aquí Nibbio! ¡Un cuerpo luminoso parece volar en dirección a la cápsula!
– ¡Aquí Nibbio, aquí Nibbio! ¡Algo me acompaña por el espacio! ¡Parece que vuela muy cerca de mi cápsula! ¡En este instante se precipita hacia mí!
Bikovski enmudeció, la base también. Poco después el astronauta volvió a hacer uso de la radio:
– El bólido me ha rebasado a enorme velocidad! Ha pasado casi rozando la cápsula…
La conversación fue captada por las bases del Pacífico. Poco después, el aparato no identificado se dirigió hacia la cápsula de Valentina Tereskova. Alarmada por la aproximación del objeto, Valia intentó comunicar con Bikovski y con la base:
– Veo un vehículo desconocido que se acerca peligrosamente a la cápsula… ¡Dadme instrucciones…! ¡Espero instrucciones…!
– Está excesivamente próximo…
Luego el objeto siguió su curso en el espacio y los dos Vodstoks aterrizaron el mismo día 19 de junio.
Un mes exacto antes, en el vuelo orbital, el mayor Gordon Cooper se vio repentinamente seguido por una misteriosa luz verde de cola roja en su 15.a vuelta y a la altura de Australia. El fenómeno fue corroborado por el Tracking Station de Muchea, siendo confirmado el paso y la presencia del objeto extraño por testigos.
En el primer reportaje que hizo la emisora NBC, a las 10,45 de mañana del 16 de mayo de 1963, el redactor John Chanceller, de la Radio Space Central, de Cabo Kennedy, dijo:
«Cooper ha divisado una extraña luz verde, de cola roja. desplazándose en sentido contrario a la cápsula.» Diez minutos más tarde en “New on The Hour”, de la NBC, Chanceller volvió a informar:
«También nos han confirmado desde la estación de seguimiento australiana de Muchea, que Cooper se ha encontrado a la altura de Australia con un objeto luminoso de color verde y cola roja, desplazándose en sentido opuesto a su cápsula.»
Cuando Cooper llegó a la Tierra los periodistas le asaetearon a preguntas, pero Cooper ya había recibido la orden de callar y respondió con el laconismo más absoluto. Sin embargo, en la investigación posterior que llevaron a cabo miembros de la NICAP, fue aceptado el informe del encuentro como válido.
El mismo fenómeno se había producido también el año anterior, en el vuelo orbital de Scott Carpenter el 24 de mayo en el Aurora, cuando describía tres órbitas en sentido casi idéntico a Glenn. Al poco tiempo de iniciar su giro, y a la altura de Australia, Carpenter comunicó a la base:
– Estoy observando unas «Partículas luminosas» que vienen a mi encuentro. ¡Son muy rápidas! y parecen tener una luz más brillante que las estrellas…
Poco después volvió a comunicar:
– Entoces ellos existen!… Son ellos… Decídselo a Glenn!
La cápsula Mercury en que viajaba Carpenter, en un momento determinado se quedó falta de carburante y Carpenter tuvo que servirse de los mandos manuales para mantener la cápsula en posición. Por distracción, Carpenter dejó a la vez conectado el mando automático y ello provocó un error de 400 kilómetros con relación al lugar de amerizaje. Durante la fase del vuelo que duró desde la conexión del mando manual al amerizaje, se interrumpieron las comunicaciones por radio. Los técnicos supusieron que la Mercury, con Carpenter a bordo, se habían desintegrado. Sin embargo la cápsula llegó intacta. Los paracaidistas que recuperaron a Carpenter, le encontraron en un estado de completa confusión mental. Parecía semiinconsciente y no les reconoció. Al verlos dijo:
– ¿Quiénes sois vosotros? ¿De dónde venís?…
Contrariamente a las leyes físicas, la cápsula no había sido afectada por el calor desprendido del contacto con la atmósfera. En unas manifestaciones exclusivas para “Time Life Inc.”, Carpenter dijo:
«La caída, durante la mayor parte de la trayectoria, fue muy dulce. El calor de frotamiento no penetró nunca en la cabina a pesar de que la temperatura exterior fue de 1.093 grados. Cuando miré fuera vi un halo anaranjado. Luego noté un centelleo de un verde difuso que se había formado alrededor de las extremidades de la cápsula, que desapareció cuando la cápsula franqueó la zona de frotamiento. Tampoco sentí el impulso hacia atrás en el momento del encendido de los cohetes de retroceso.
La luz del cráter Aristarco que vieron los astronautas y sobre la cual preguntaron, también fue vista desde el observatorio holandés de Oudensbosch.
La luz apareció poco antes del alunizaje. Ni los astronautas ni los técnicos supieron interpretarla. Cuando posteriormente Armstrong y Aldrin vieron las naves alineadas en el horizonte lunar, tuvieron miedo y fueron incapaces de ir al encuentro de los habitantes de nuestro satélite. Los tres astronautas no fueron capaces de hacer nada. No estaban preparados para algo así.
Con esa misma fecha un satélite ruso, el Lunik 15, no tripulaAP-7do, fue enviado en torno a la Luna el día 13, tres días antes que los norteamericanos del Apolo XI, y descendió en el suelo lunar el día 21…No faltan los que dicen que los rusos enviaron el Lunik 15, como espía y documentador. Según sus criterios, pensaban que el Apolo XI podría llevar a cabo un encuentro entre terrestres y extraterrestres en el suelo lunar.
De todos modos, los rusos saben mucho sobre la Luna. Supuestamente alunizaron primero y conocen el secreto de la cara oculta de la Luna desde el año 1959, en que el Lunik III envió las primeras fotografías del lado oculto de la Luna. El interés despertado por estas fotos provocó una aceleración de los viajes y, les hizo enviar el Zond, que llegó a sacar en un solo vuelo fotografías de ocho millones de kilómetros cuadrados de superficie lunar.
Fuente:https://universoparalelo14.wordpress.com/2015/02/11/astronautas-perdidos-en-el-espacio-historia-nunca-contada/